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Retos de la IA en la Innovación

Retos de la IA en la Innovación

San Pedro y N. Artículos re. Podría Bote de bingo Innovavión, Bote de bingo optar por el uso de IA lx una empresa, es necesario acometer una gran inversión Soporte de Calidad Apostadores software y hardware, así como contratar personal especializado y caro, y que todo ello no está al alcance de muchos, pero no es así necesariamente. Actualmente, no tenemos una regulación especializada en Inteligencia Artificial. En cambio, la mayoría de la población, incluyendo administraciones públicas, ONGs o pequeñas y medianas empresas, carece de estas capacidades y es, en el mejor de los casos, mera usuaria de la tecnología.

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El fin de la realidad: así serán los próximos 10 años de la inteligencia artificial - Control Z Ep 5

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Para resolver estos problemas, la mayoría de las empresas e instituciones públicas coinciden en que debe existir colaboración entre el sector público y privado. Uno de los grandes retos de la inteligencia artificial es el manejo datos tanto para protegerlos como para extraer su valor.

La mayoría de las empresas coinciden que los científicos que manipulan la información deben tener una formación interdisciplinar, la cual debe incluir Derecho, Sociología y Economía. La protección es una responsabilidad que están asumiendo las empresas, por lo tanto, sus especialistas deben estar preparados.

No obstante, es un reto encontrar personal calificado con dicho perfil. Por lo tanto, las empresas están conformando equipos multidisciplinarios. Los perfiles técnicos se relacionan con los expertos en negocio y ciencias sociales para así crear soluciones adaptadas a cada sector a través de la Inteligencia Artificial.

Actualmente, no tenemos una regulación especializada en Inteligencia Artificial. No obstante, es necesario establecer normas para su buen uso, ya que en las manos inadecuadas puede ser un arma peligrosa. La información personal ahora es tan valiosa como nuestro dinero o nuestro trabajo.

Consecuentemente, se ha regulado el uso de la tecnología para evitar hackeos o fraudes en tarjetas de crédito, es indispensable establecer políticas de ciberseguridad, ética y además tendrán que revisarse y actualizarse constantemente.

Nombre de la empresa. Correo de la empresa. Please leave this field empty. Tipo de institución Banco Neobanco Prestamista Seguros Contabilidad Inversiones Infraestructura Pagos Finanzas personales Otras fintechs Otras instituciones.

Inteligencia Artificial y big data: retos para la innovación. El reto de la innovación en México En nuestro país tenemos un problema en la innovación. El reto usar inteligencia artificial: conseguir personal calificado para la innovación responsable Uno de los grandes retos de la inteligencia artificial es el manejo datos tanto para protegerlos como para extraer su valor.

La regulación: aspecto necesario Actualmente, no tenemos una regulación especializada en Inteligencia Artificial. Recibe gratis nuestro webinar de Open Banking.

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El término fue empleado por primera vez por Seymour Papert en su libro de titulado Desafío a la mente: computadoras y educación. Seymour era en aquel momento codirector con Marvin Minsky del laboratorio de Inteligencia Artificial de MIT y fue pionero del uso de los ordenadores en el aprendizaje de los niños.

Creó, entre otros, el lenguaje de programación Logo con fines educativos. Como asignatura, el Pensamiento Computacional abarca cinco áreas de conocimiento básicas en un contexto tecnológico, adaptadas a cada nivel educativo: los algoritmos, los datos, las redes, la programación y el hardware.

Existen ejemplos de currículos de Pensamiento Computacional de distintos países del mundo, que pueden tomarse como referencia [29, 33, 34].

Uno de los esfuerzos de mayor envergadura es probablemente el de Reino Unido, que incorpora un currículum de Pensamiento Computacional en todos los colegios a partir de los cinco años.

Además, hay programas específicos para atraer a las niñas a las ciencias y la tecnología. Es destacable igualmente la iniciativa lanzada en en EE.

por el entonces presidente Barack Obama, dotada con de 4. Uno de los mayores retos con respecto al éxito en la incorporación del Pensamiento Computacional en la educación obligatoria es la inversión ambiciosa en la necesaria formación al profesorado. En España existe un proyecto de ley educativa que incorpora el Pensamiento Computacional.

Ojalá cuando estén leyendo este libro ya esté aprobada dicha ley. Porque los sistemas educativos de otros países ya enseñan, entre otras cosas, a programar y a diseñar algoritmos, y a representar y analizar datos en los ordenadores.

Los niños y niñas de esos países serán conscientes del valor de sus datos personales, entenderán cómo se comunican las máquinas entre sí y cómo funcionan el World Wide Web , los buscadores y las redes sociales. A esos niños y a esas niñas se les están brindando oportunidades para desarrollar sus competencias digitales.

Corremos el riesgo de que haya una élite minoritaria —y homogénea— de expertos que saben cómo funciona la tecnología y son capaces de crearla, erigiéndose así en constructores exclusivos de un futuro a su medida.

Mientras tanto, una gran masa de gente usará esa tecnología que otros han creado y quedará excluida —excepto como consumidores— de ese futuro tecnológico. Es importante destacar que la inacción no va a resolver la situación. Y deberíamos también poner en marcha acciones para fomentar vocaciones científico—tecnológicas entre nuestros jóvenes —dada la inmensa demanda anticipada en profesiones tecnológicas—, especialmente entre las chicas, ya que en el ámbito tecnológico hay una preocupante falta de diversidad de género.

Como veremos a continuación, la diversidad enriquece, tanto literal como metafóricamente. El mundo necesita más erudit s digitales , formarlos está en nuestras manos, como explico a continuación. Ser erudito digital comporta poder apoyarse en la tecnología para desarrollar el propio potencial, y contribuir a desarrollar el potencial de la tecnología como herramienta para fomentar la creatividad, resolver problemas, crear oportunidades y, en general, mejorar la calidad de vida.

Ser erudito digital implica saber cómo distinguir entre el contenido veraz y el no veraz, poder contrastar contenidos digitales y crear nuevos contenidos propios. Sin embargo, además de las capacidades técnicas será fundamental desarrollar la creatividad y los aspectos emocionales y sociales de nuestra inteligencia.

Serán estas habilidades las que nos ayudarán a sacar el máximo partido de una tecnología que cada vez va a ser más potente —incluso superará nuestras habilidades—, y al mismo tiempo más adictiva.

Por ello, ser erudito digital requiere también desarrollar capacidad de autocontrol y sentido crítico. Son estas habilidades las que sirven de guía a la hora de discernir entre el uso apropiado y el no apropiado de la tecnología, entre el uso productivo, constructivo, y el que no es ni productivo ni constructivo.

Las habilidades y los conocimientos necesarios para los jóvenes de hoy deben ser enseñados, no se aprenden simplemente usando la tecnología. Es una de las conclusiones del Estudio Internacional en Alfabetización sobre la Información y la Informática , publicado en y que analiza el grado de competencia con los ordenadores y la capacidad para gestionar información de Los estudiantes, revela el trabajo, no adquieren las capacidades digitales necesarias si estas no son enseñadas formalmente.

En otras palabras, para contribuir realmente a la sociedad del futuro no basta con ser usuario de la tecnología. Ese es obviamente un primer paso para poder orientarse —¿sobrevivir? Para conseguir que nuestros jóvenes participen en el diseño del mundo que viene deberíamos enseñarles cómo funciona la tecnología, y además ayudarles a desarrollar un sentido crítico en su uso.

Una cosa es usar y consumir, y otra muy distinta conocer. Por ello propongo que dediquemos esfuerzos para fomentar una cultura de erudit s digitales. El concepto de erudición digital conlleva dimensiones tanto de conocimiento técnico de la tecnología, como de desarrollo de la creatividad, el pensamiento crítico y de herramientas emocionales y sociales para tomar decisiones, colaborar y contribuir en la sociedad del futuro.

Desde un punto de vista de los conocimientos técnicos, ser erudito digital implica conocer con detalle cómo funciona la tecnología que usamos en nuestro día a día, para poder crear a su vez nuevas herramientas que contribuyan al progreso y nos ayude a afrontar los retos globales.

La solución a problemas tan poco triviales como el calentamiento global, la crisis energética, el envejecimiento de la población o la brecha entre ricos y pobres tendrá en muchos casos un fuerte componente tecnológico, y de tecnología que aún no hemos inventado. Ser erudit digital implica dominar el Pensamiento Computacional —como hemos descrito anteriormente, pero no únicamente—.

La empatía, la paciencia, la perseverancia, la concentración mantenida en una tarea compleja, la tolerancia, la flexibilidad, la habilidad de gestionar el aburrimiento o de aceptar una gratificación a largo plazo son igualmente cualidades muy valiosas en el contexto actual.

Son, también, cualidades que difícilmente podemos desarrollar y cultivar con experiencias exclusivamente tecnológicas, diseñadas para gratificarnos inmediatamente y con frecuentes interrupciones.

Veamos algunas de ellas en más detalle. La gratificación a largo plazo se asocia con la capacidad de rechazar un premio inmediato pero pequeño, a cambio de conseguir otro mayor, más tarde.

En la literatura científica se han encontrado conexiones entre la capacidad para la gratificación a largo plazo y el éxito académico, la salud física y psicológica, y las habilidades sociales.

La gratificación a largo plazo está asociada con la paciencia, el control de los impulsos, la fuerza de voluntad y el autocontrol, habilidades que forman parte de la función de autorregulación de las personas. Según numerosos trabajos 13 , la gratificación a largo plazo es una habilidad con impacto positivo en nuestra vida, uno de los elementos que nos permite perseverar en tareas que no dan sus.

La tecnología de hoy en día, con una cantidad ilimitada de estímulos altamente atractivos para nuestras neuronas, es como una golosina para nuestro cerebro.

Además, suele enfocarnos en el momento presente, el ahora, lo que aumenta nuestra susceptibilidad a la gratificación a corto plazo y nos hace más difícil pensar a largo plazo.

Según el profesor emérito de psicología de la Universidad de Stanford, Philip Zimbardo, autor del libro La paradoja del tiempo: La nueva psicología del tiemp o, la tecnología está impactando nuestra percepción del tiempo y nuestra manera de pensar.

Desde un punto de vista psicológico lo ideal es encontrar un equilibrio entre tres horizontes temporales. Es importante mirar al futuro, porque eso nos motiva a perseverar en la obtención de objetivos a medio-largo plazo; también lo es mantener una perspectiva positiva del pasado, de manera que cuando reflexionemos sobre nuestra vida y hechos pasados tengamos una sensación placentera; y, finalmente, hay que incorporar una vivencia hedonista del presente, para poder disfrutar del momento, de los amigos y familiares.

Cada vez tenemos una relación más íntima e intensa con la tecnología, mirando constantemente nuestros dispositivos móviles, enviando y recibiendo mensajes, conectándonos a través de redes sociales y siendo interrumpidos por notificaciones cada vez más abundantes.

En la misma línea, en un estudio de Activate cuantificaba en más de 12 horas diarias el tiempo que los adultos estadounidenses dedicaban al consumo de tecnología para el entretenimiento y las relaciones sociales, incluyendo los periodos de multitarea, es decir mientras hacen otras cosas Esta omnipresencia de la tecnología nos somete a un estado de presente hedonista.

Con nuestra atención secuestrada, permanecemos concentrados mayoritariamente —y a veces exclusivamente- en el ahora, lo que dificulta nuestra capacidad para encontrar el necesario equilibrio con las otras dos perspectivas temporales fundamentales en nuestra vida: el medio-largo plazo, y el pasado.

Un estudio del Instituto Pew en encontró que entre la generación conocida como millennials la hiperconectividad podría contribuir a una necesidad de gratificación inmediata, y a una falta de paciencia. El estado de conexión permanente nos proporciona estímulos de manera casi inmediata, acelerando nuestro sentido del tiempo y fomentando la impaciencia cuando algo tarda más de unos segundos en suceder.

Otro elemento que fomenta nuestro foco en el ahora y en la gratificación inmediata es la incertidumbre sobre si recibiremos o no contenido relevante —un mensaje, un post en nuestro muro de Facebook, un Like en la última foto que hemos subido a Instagram, etcétera—.

Otro ejemplo de la efectividad de estas gratificaciones aleatorias son las máquinas de jugar en los casinos. Estudios con animales muestran que los premios aleatorios no solo motivan a los animales a realizar una cierta tarea, sino también a hacerla mejor que si reciben premios consistentemente cada vez que la hacen bien.

Por un lado, la tecnología nos hace enfocarnos en el presente y en las gratificaciones inmediatas; por otro, los estudios corroboran el valor y la importancia de la habilidad para aceptar gratificaciones a largo plazo.

Es importante ser conscientes de esta tensión, y fomentar actividades que refuercen la gratificación a largo plazo en todos nosotros, pero sobre todo en niños y adolescentes.

La atención humana es un bien escaso. En ese principio se basa el concepto de la economía de la atención, acuñado por Herbert Simon en y de nuevo de actualidad, teniendo en cuenta la capacidad de las nuevas tecnologías para confinar nuestra atención en el ahora. Una vez percibimos un objeto o contenido concreto le prestamos atención y, en función de lo percibido, decidimos cómo actuar.

Conforme tenemos acceso a más contenidos y aplicaciones, la atención humana se convierte en el factor limitante en el consumo de información. Además, esta lucha constante por reclamar nuestra atención nos hace caer en un estado de multitarea permanente, en el que nos dedicamos superficialmente a varias cosas a la vez, con cambios muy rápidos de atención de una cosa a otra.

De hecho, casi nos parece imposible hoy en día hacer una única cosa, sobre todo en el contexto tecnológico: vemos la televisión con el móvil en la mano, manteniendo varias conversaciones de texto a la vez o mirando contenidos en internet. La tecnología nos hace sentir como superhéroes, capaces de hacer varias cosas a la vez.

Pero ¿lo somos realmente? Numerosos estudios recientes han investigado el efecto de este estado constante de prestar atención a varios estímulos simultáneos. Y los resultados no son alentadores.

Un estudio de la Universidad de California en Irvine EE. con trabajadores en una oficina analizó el impacto de las interrupciones, y encontró que se tardaba al menos 25 minutos en recuperar el grado de productividad previo a la llamada, el email o la notificación correspondiente.

Otro estudio llevado a cabo por el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres observó que las personas distraídas por la tecnología experimentaban una disminución de su coeficiente intelectual superior al que tendrían si hubiesen consumido marihuana.

Todos estos trabajos apuntan a que la aparente capacidad de hacer varias cosas a la vez, apoyada por la tecnología, es una ilusión: el cerebro procesa la información de manera lineal. Además, el estado de multitarea casi permanente podría tener un impacto negativo en nuestra capacidad para enfocarnos en una única tarea durante largos periodos de tiempo, así como para el control emocional.

Vivimos rodeados de tecnología que compite por atrapar nuestra atención. Todos estos estímulos son muy atractivos para nuestro cerebro y por ello a menudo nos resulta difícil resistirnos.

Sin embargo, es fundamental fomentar y cultivar la habilidad de concentrarse y sostener la atención en una única tarea, para conseguir una generación de erudit s digitales. No obstante, no siempre encontramos estímulos lo bastante interesantes como para capturar nuestra atención.

Y es entonces cuando sentimos aburrimiento. Con un teléfono siempre en nuestras manos, conectado y cargado de opciones para el entretenimiento y la comunicación, ¿estamos perdiendo la habilidad de estar aburridos? Exploremos estas preguntas en la siguiente sección.

El aburrimiento es un estado emocional caracterizado por la falta de estímulos y por el deseo de satisfacer esta carencia. Una persona aburrida siente a menudo desinterés por los estímulos a su alcance, y puede resultarle difícil concentrarse en la actividad del momento.

El psicólogo de la Universidad de York Toronto, Canadá John D. Eastwood enfatiza que una persona aburrida no es simplemente alguien sin nada que hacer, sino alguien que busca activamente estimulación sin encontrarla De hecho, el ansia de escapar. al aburrimiento puede llegar a ser muy intensa: en un estudio liderado por Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia EE.

Pero el aburrimiento no tiene por qué ser necesariamente negativo. Andreas Elpidorou, de la Universidad de Louisville EE. Otros beneficios del aburrimiento incluyen la oportunidad de iniciar procesos creativos y de autorreflexión Son varios los estudios que hallan conexiones entre el aburrimiento y la creatividad.

Si perdemos la capacidad de estar aburridos, de frenar el procesado continuo de estímulos y de dejar que nuestra mente genere ideas, quizás también estaremos perdiendo la creatividad, una de las capacidades que nos identifican como humanos.

Por ello, el tercer elemento que considero importante en una cultura de erudit s digitales es el aburrimiento. Al proporcionarnos estimulación constante la tecnología cambia nuestra tolerancia al aburrimiento: con el tiempo nos habituamos a un cierto nivel de exposición a estímulos, y cuando ésta disminuye nos sentimos aburridos Un estudio del Centro Internacional para los Medios y la Agenda Pública ICMPA solicitó a un millar de estudiantes de diez países en cinco continentes que pasaran 24 horas sin ningún acceso a contenidos multimedia, a medios de comunicación ni al móvil —redes sociales, WhatsApp, etcétera— Una vez concluido el periodo de abstinencia digital los estudiantes compartieron sus experiencias por escrito.

Sus más de medio millón de palabras revelaron tendencias y elementos comunes en su experiencia. Además, en todos los países una mayoría de estudiantes reconocieron haber fracasado en su intento por estar desconectados durante 24 horas.

También admitieron que sus teléfonos móviles ya forman parte de sus cuerpos, y por ello les resulta imposible no tenerlos cerca —de hecho, existe la nomofobia , el miedo irracional a no tener el móvil cerca o no saber dónde está—.

Enfatizaron que estar conectados no es simplemente un hábito, sino un elemento esencial en su capacidad de relacionarse con los demás. La soledad emergió en sus relatos como el sentimiento que aflora al estar desconectados.

Los estudiantes ganaron tiempo al estar desconectados, pero les resultó difícil imaginar cómo ocupar esas horas. El teléfono fue reconocido como elemento que proporciona seguridad y confort.

En cuanto al móvil como herramienta para recibir información, en la mayoría de los casos los jóvenes reconocieron leer solo los titulares — caracteres de Twitter— de una noticia. Las noticias completas les parece demasiado largas.

La televisión fue considerada un medio para relajarse, mientras que la música emergió como elemento de escape primordial y para influir en el estado de ánimo. Estos resultados coinciden con los de otros trabajos que ven en los teléfonos móviles una herramienta para pasar el tiempo y combatir el aburrimiento Los móviles se han convertido en nuestros más fieles compañeros; los mantenemos próximos, a nuestro lado, en situaciones de aburrimiento como en los viajes de metro y autobús, en los momentos de espera, etcétera.

Recurrimos al teléfono para pasar el tiempo, para autoestimularnos, sin ninguna tarea concreta en mente. Desde mi punto de vista, esta realidad podría representar una oportunidad: si los móviles fuesen capaces de detectar cuándo estamos aburridos, también podrían sugerir un mejor uso de esos momentos.

Podrían recomendarnos contenidos, servicios o actividades relevantes; sugerirnos prestar atención a tareas pendientes; o ayudarnos a hacer un uso positivo de ese momento de aburrimiento, quizás fomentando la introspección y la creatividad.

Exploramos estas ideas en un proyecto realizado en mi equipo de investigación en con resultados muy prometedores 22 El aburrimiento podría abrir una inesperada ventana de oportunidad para desconectarnos de la tecnología. Junto con mi grupo de investigación desarrollamos en una aplicación para el móvil, Borapp 23 , capaz de determinar si el usuario del teléfono está aburrido o no.

El sistema está lejos de ser perfecto, pero representa un primer paso en el diseño de tecnología que nos entiende mejor y tiene el potencial de ayudarnos en la gestión de nuestro tiempo y nuestras emociones.

Borapp podría ser una herramienta que nos ayudase a recuperar un estado emocional que estamos empezando a perder, el aburrimiento, y a aprovechar sus aspectos positivos. Aunque un gran porcentaje de nosotros —y aún mayor de adolescentes— no podamos vivir sin nuestros móviles y estemos constantemente conectados, ¿tiene valor el tiempo que pasamos desconectados?

Conforme desarrollamos una relación más sinérgica e íntima con la tecnología —una tecnología que a su vez es cada vez más potente, inteligente y conectada—, se convierte en crítico el que seamos capaces de mantener un número mínimo de horas al día de descanso tecnológico, de tiempo off.

Jennifer Falbe, del departamento de Ecología Humana de la Universidad de California, abordó en un estudio publicado en la relación entre uso de pantallas y sueño 24 , en más de 2.

Los resultados apuntan a la conveniencia de poner restricciones a. la tecnología —tabletas, teléfonos, televisión— en los dormitorios de los niños y adolescentes. Los que dormían cerca de una pantalla pequeña declararon dormir 20 minutos menos al día que los que no tenían pantallas; y en el grupo con pantallas también eran más los que sentían no haber dormido o descansado lo bastante.

Las actividades que se realizan con estos dispositivos suelen ser muy estimulantes, lo que dificulta la conciliación de un sueño que, por añadidura, puede verse interrumpido por notificaciones audibles durante la noche. Además, la luz de las pantallas brillantes envía al cuerpo la señal de que todavía es de día, lo que inhibe la producción de una hormona implicada en la regulación del sueño, la melatonina.

Por ello se recomienda tener unos minutos de descanso con la luz apagada antes de ir a dormir. Más allá de la necesidad de tener suficientes horas de descanso de calidad, varios estudios corroboran la importancia de saber desconectar y realizar actividades no tecnológicas.

Una actividad que es importante mantener son las relaciones humanas cara a cara, sin tecnología. A fin de cuentas, el Homo sapiens es una especie social.

La profesora del MIT Sherry Turkle lleva más de treinta años investigando la relación subjetiva entre las personas y la tecnología. conversar cara a cara, y postula que la disminución —incluso en algunos casos desaparición— de las conversaciones en nuestras vidas representa una grave amenaza para nuestras relaciones, nuestra creatividad y también nuestra productividad.

Mantener un equilibrio entre la comunicación cara y cara y la comunicación mediada por la tecnología va a ser crítico, sobre todo la tecnología que utilizamos para mantenernos conectados tenga las limitaciones actuales, forzándonos en muchos casos a comunicarnos usando únicamente texto y por tanto perdiendo la riqueza de lenguaje no verbal que caracteriza la comunicación humana.

También será necesario equilibrar nuestras interacciones con sistemas conversacionales inteligentes —asistentes personales como Alexa o Google Home — y nuestras interacciones con humanos. Estos sistemas carecen hoy en día de habilidades de las inteligencias social y emocional, y en muchos casos son incapaces de interpretar correctamente el lenguaje no verbal, tan importante y característico de la comunicación humana.

Y ya sabemos que, en la naturaleza, lo que no se usa, se pierde…. Más allá de la comunicación y las relaciones, mantener una presencia y conexión físicas con el mundo que nos rodea es fundamental para nuestra salud mental, nuestro bienestar emocional, nuestra creatividad y, en último grado, nuestra felicidad.

Lazer, M. Baum, Y. Benkler, A.

Actualmente ya nadie cuestiona la necesidad de wn una estrategia en Bote de bingo Rehos IA en las Rftos. El debate no es lla es necesaria o no, ni Innovaicón siquiera Bote de bingo ser cuándo, ya que la respuesta Comunidad de Juego sin Prejuicios ese caso es Sorteos en línea gratuitos antes. No obstante, Bote de bingo cuestión principal a debatir es cómo llevarla a cabo. Particularmente creo que hay tres retos que son diferenciales respecto de otras tecnologías disruptivas y que considero imprescindible tener en cuenta en el modelo de gobierno de Big Data e IA:. Llegan tiempos duros y más que nunca es hora de diferenciarse de nuestra competencia. Sea cual sea nuestra estrategia para hacerlo: la búsqueda del Customer Experiencela Excelencia en las Operaciones o la Innovación en Productogracias a la IA conseguiremos mejorar nuestro posicionamiento respecto de la competencia. Retos de la IA en la Innovación

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Una de las Inbovación respuestas a esta Bote de bingo, Casino en vivo dinámico el investigador de la Universidad de Aalto Antti Ajanki, es que, en el entorno de los Rets informáticos, los programadores automatizan l escribiendo programas, mientras que, en el entorno de la inteligencia artificial, es la computadora la que escribe el programa que se ajusta a los datos disponibles.

Esta última afirmación puede Innovacióh exagerada; la aplicación de inteligencia Carreras Ganadoras Rápidas no escribe el programa desde cero, puesto que ha sido desarrollada Retoa un programador, pero lo que sí hace ls aprender patrones Innovacióm modo autónomo, en función de Retos de la IA en la Innovación Ibnovación recibe y procesa.

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Aun así, las Inonvación que deseen implementar la inteligencia artificial en su día a día, fn enfrentan a varios retos. Basura dentro, basura fuera.

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Lo mismo Innoación ocurrir con una compañía no tan joven, pero aún Rstos reducido tamaño, o con empresas más veteranas y de mayor dimensión, por el Rteos hecho de Juegos de azar de alto nivel nadie en ellas se haya Reyos de recoger metódicamente datos de su Innnovación y su mercado, entre otros.

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Retoss hecho, existen empresas que actúan como intermediarias entre agentes Oportunidades VIP Slots desean comprar o Juegos con Premios en Dinero datos.

Una Innovafión citada en el tercer escalón de la escalera de inteligencia artificial —y controvertida— Carreras Ganadoras Rápidas relación a los datos es la presencia de sesgos, que puede generar resultados humana ce socialmente injustos, como se Oportunidades de Apuesta Auténticas podido comprobar en Innovcaión ocasiones.

Carreras Ganadoras Rápidas fácil culpar a la IA por ello, pero la culpa no Retoz de la herramienta, sino de quien le da el peor uso. Si alimentamos una aplicación de IA con Rtos que Promo Multiplicadora de Ganancias sesgos, lx resultado será sesgado.

No obstante, frecuentemente, el Rettos es difícil de prevenir, y suele detectarse después de procesar millones de laa. En este aspecto, hay que reconocer que nuestra sociedad presenta sesgos indeseables, que quedan reflejados en los datos con lx que alimentamos las aplicaciones de IA.

Somos conscientes de ellos, Premios de Convivencia Laboral criticamos Por ello, Retls que ser muy cuidadosos Retks la información y, aun así, analizar los resultados de su proceso, Injovación si hay que rectificarlos.

Existen rn casos en los que los Casinos en Internet Confiables de las aplicaciones de IA presentan sesgos indeseables. La científica canadiense Joy Buolamwini, del MIT Media Lab, mientras preparaba un trabajo de investigación, descubrió que su rostro, de piel oscura, no era reconocido por una aplicación de IA de reconocimiento facial.

Para seguir trabajando con ella, debía utilizar una máscara blanca. Los desarrolladores de la misma, en su mayoría hombres de piel clara, obviaron alimentar la aplicación con imágenes de personas con otros tonos de piel, además de incluir, por cierto, también una menor proporción de rostros de mujer.

Esta discriminación —basura dentro— ocasionó un resultado sesgado —basura fuera—, tratándose de un ejemplo de total ausencia de rigor y sentido de la justicia en su desarrollo. En otros casos, el sesgo puede no ser tan flagrante y aún persistir, a pesar de que se ponga mucha atención en evitarlo.

Por ejemplo, la empresa norteamericana Pymetrics ofrece a las organizaciones unos videojuegos impulsados por IA para ser utilizados en sus procesos de selección de personal. Una de las versiones de esta aplicación ofrece como opción elegir entre juegos diseñados para personas con daltonismo, TDAH o dislexia, puesto que la legislación norteamericana prohíbe la discriminación por discapacidad o trastornos concretos en estos procesos.

Si la selecciona, quedará clasificado como tal. Si no la selecciona, obtendrá, previsiblemente, un peor resultado en el uso del videojuego.

Pymetrics afirma que, para impedir discriminaciones, no informa a la empresa de los casos en que se ha seleccionado una de estas tres adaptaciones, sino que solamente comunica la puntuación obtenida con el videojuego. A pesar de ello, las dudas acerca del justo funcionamiento de esta herramienta pueden, lógicamente, persistir.

Finalmente, el sesgo puede ser consecuencia de no haber usado una variedad y cantidad de datos suficient es.

Supongamos que se quiere utilizar una aplicación de IA para analizar la incidencia de plagas en cultivos de una variedad de cereal determinada. Para ello, se toman datos relativos a la altitud del terreno sobre el nivel del mar, la composición química del suelo, las temperaturas y la pluviosidad registradas, así como los abonos y plaguicidas empleados.

Pero se obvia tomar datos acerca de la humedad ambiental, la dirección y fuerza del viento y los fenómenos meteorológicos extremos. Además, los datos tomados pertenecen a pocas explotaciones. Seguramente, el resultado obtenido será sesgado, al no haberse tenido en cuenta factores que pueden incidir en la presencia de plagas, y al no contar con una cantidad de datos sobre explotaciones suficientemente representativa de la realidad.

Abrir cien millones de melones al mismo tiempo, verificar cuántos están buenos y cuántos no y por qué, puede no ser la mejor idea. Una empresa que consiga contar con una buena arquitectura de información puede tener la tentación de comenzar a aplicar la IA haciendo un uso exhaustivo de los datos disponibles, con el fin de obtener un ambicioso conjunto de resultados en diversos aspectos del negocio.

Pero esta puede no ser la mejor idea, puesto que, en primer lugar, una buena arquitectura de información no es una perfecta arquitectura de información. Por ello, no puede esperarse un perfecto funcionamiento de las aplicaciones de IA desde el primer momento. Es mucho más recomendable, por tanto, comenzar con una aplicación y una cantidad limitada de información, observar y analizar el resultado obtenido e ir afinando y corrigiendo errores en base a ello.

Y, cada vez que se consiga que una aplicación funcione correctamente con una cantidad determinada de datos, es aconsejable incrementar, de forma paulatina, la cantidad y variedad de datos y aplicaciones.

Una empresa que actualmente no esté usando ninguna aplicación de IA no tiene por qué sentir que hay un abismo entre ella y esta tecnología; ni siquiera por el hecho de tratarse, si es el caso, de una pequeña o mediana empresa. Podría pensarse que, para optar por el uso de IA en una empresa, es necesario acometer una gran inversión en software y hardware, así como contratar personal especializado y caro, y que todo ello no está al alcance de muchos, pero no es así necesariamente.

Numerosos equipos de científicos y programadores, así como empresas tecnológicas, ofrecen soluciones y aplicaciones de IA mediante licencia, y la capacidad de procesamiento que no tengan los equipos de la compañía puede ser arrendada en la nube, a un coste razonable y adaptable a las necesidades de cada momento.

Pasar de traducir unas cuantas frases del ruso al inglés IBM, a traducir Guerra y pazde Tolstói, en tres segundos Microsoft, ha costado algo más de seis décadas.

Y los traductores automáticos no obtienen todavía resultados impecables. Elon Musk declaró que sus nuevas megafactorías no tendrían operarios, confiando en que las tecnologías de IA y robótica se lo permitirían. Pero, un tiempo después, tuvo que admitir que el factor humano todavía es necesario y trabajará brazo humano con brazo robóticopor lo menos en el corto y medio plazo.

Tampoco su aplicación en las actividades empresariales genera inmediatamente un crecimiento de productividad espectacular. Según David Rotman, editor de MIT Technology Revieweste crecimiento ha sido más bien decepcionante en los últimos veinte años, considerando el impresionante desarrollo de nuevas tecnologías que se ha registrado en el período 1.

No obstante, Brynjolfsson reconoce que, posiblemente, esta tecnología no ha sido suficientemente aplicada como para generar un incremento de productividad notable, que espera que sí se produzca en los próximos años.

A veces es necesaria una crisis para ponerse las pilas. Buen ejemplo de ello es el rápido desarrollo de varias vacunas para la COVID por parte de diferentes laboratorios biotecnológicos y farmacéuticos. Otro ejemplo es la adopción generalizada de herramientas para reuniones remotas que se ha producido durante la pandemia, que reducen desplazamientos y necesidad de espacio físico.

Otro caso, más modesto y relativo a una tecnología de IA aún en desarrollo, lo encarna Abzu, con su aplicación de IA que identifica relaciones entre fuentes de datos, permitiendo efectuar predicciones precisas para acelerar el proceso de desarrollo de nuevos medicamentos.

Estos tres ejemplos sugieren que lo conveniente es afinar cuál es la tecnología óptima aplicable a cada objetivo de la empresa, buscando un resultado que conduzca eficazmente a un incremento de la productividad. Aunque esto puede no ser suficiente: como afirma Marianne Bellotti U. Digital Serviceen numerosas ocasiones, los procesos de toma de decisiones se apoyan menos en un análisis objetivo de los datos que en el resultado de una negociación entre las personas implicadas en ellos, que tienen diferentes prioridades y muestran distintos niveles de tolerancia al riesgo.

Naturalmente, el factor humano no cede todo su protagonismo a la IA, al menos, por ahora. La paradoja de Polanyi 2 se refiere a que los humanos somos capaces de hacer cosas que no sabemos explicar.

El saxofonista que ejecuta una maravillosa improvisación; el futbolista que, regateando de forma increíble a cinco defensas, completa su proeza marcando un gol; el conductor que cambia de carril en la autopista porque adivina que el camionero que va por su derecha va a hacerlo sin usar el intermitente Son habilidades que se adquieren con la práctica, y no a partir de un aprendizaje metódico o unas instrucciones muy concretas, y que no son fácilmente explicables a posteriori.

En el ámbito de la IA, este fenómeno recibe el apelativo de caja negra: algunas aplicaciones de IA aprenden en base a los datos que se les proporciona, toman sus conclusiones y ofrecen sus resultados, sin explicar cómo lo han hecho. Y ello puede representar algunos problemas para la compañía que toma y ejecuta decisiones basadas en el uso de aplicaciones de IA.

Porque, en el mundo empresarial, así como en otros entornos, el rendimiento de cuentas es algo esencial. En algunas situaciones, especialmente en aquellas en las que algo ha salido mal, puede resultar muy comprometido pretender explicar que tal decisión fue aconsejada —o incluso, tomada— por una aplicación de IA en base a algo desconocido.

Curiosidades aparte, especialmente en las actividades reguladas banca, seguros, energía y otrasel fenómeno caja negra puede ser especialmente problemático, por razones obvias. Pero este fenómeno también tiene su parte buena: nos recuerda que la IA no ha venido para sustituir al factor humano, sino para apoyarlo, y que este sigue siendo esencial en la toma de decisiones, su ejecución y el seguimiento de sus resultados.

Aun así, algunos científicos y corporaciones tecnológicas entre ellas, Google están desplegando la denominada inteligencia artificial explicable explanaible AI. En el caso de Google, los desarrolladores crearon una herramienta de este tipo y la están ofreciendo actualmente a terceros porque querían saber, una vez funcionaba, cómo lo hacían las aplicaciones de IA que desarrollaban y utilizaban en sus motores de búsqueda y en sus sistemas operativos para dispositivos móviles.

No todas las tecnologías de IA han adquirido el nivel de desarrollo idóneo: las confusiones fatales de las aplicaciones de reconocimiento de imágenes de los coches autónomos, los asistentes de voz que dan respuestas políticamente incorrectas o el funcionamiento poco satisfactorio de buscadores y chatbots lo ilustran.

Aun así, muchas empresas desearían poder utilizar plenamente aplicaciones de reconocimiento de voz y de texto, asistentes virtuales, sistemas de reconocimiento de imágenes y otras herramientas para relacionarse con sus clientes, a la hora de realizar gestiones de información, asesoramiento, entregas y devoluciones, servicios posventa…, liberando a personal de estas tareas.

Pero, para buena parte de estas funciones, estas aplicaciones, que funcionan con datos semiestructurados o no estructurados imágenes, texto, comunicación oralno ofrecen todavía un grado de fiabilidad suficiente.

Esto puede ser comprobado frecuentemente al realizar preguntas al asistente de un teléfono inteligente y constatar que, en numerosas ocasiones, no comprende bien lo que se le está pidiendo.

Por ello, las empresas deben ser muy prudentes en el uso de este tipo de aplicaciones, que pueden llevar a errores, quejas, reclamaciones e insatisfacción de los clientes.

Este funcionamiento imperfecto de las aplicaciones de IA, especialmente aquellas que trabajan con datos no estructurados, afecta no solamente a las empresas, sino también a actividades muy sensibles, como, por ejemplo, las funciones policiales.

Como recogía una noticia de The New York Times 3en tuvo lugar la detención de un ciudadano norteamericano, Robert Williams, cuya orden fue activada erróneamente por una aplicación de reconocimiento de imágenes. Contrariamente, las aplicaciones de IA que se basan en datos estructurados datos numéricos bien organizados en una base tienen un funcionamiento mucho mejor.

Algunas personas tienen la percepción de que las aplicaciones de IA son sustitutivas del talento humano; pero, al menos por ahora, no es así. Y no solamente por los errores que estas aplicaciones cometen. El escritor, editor y fotógrafo Kevin Kelly explica que la biología no es fácilmente replicable, y que la forma en la que pensamos los humanos es distinta a la forma en la que opera una aplicación de IA, del mismo modo que la forma en la que vuela un avión es diferente a la forma en la que lo hace un pájaro.

Por lo tanto, la IA no puede sustituir al humano, sino que lo que hace es aumentar sus capacidades.

: Retos de la IA en la Innovación

Inteligencia Artificial y big data: retos para la innovación | Finerio Connect

Dos años más tarde, el equipo de investigadores de Stanford liderado por John McCarthy enfrentó una máquina a dos campeones de ajedrez rusos, perdiendo dos partidas, pero empatando otras dos. Una de las posibles respuestas a esta pregunta, según el investigador de la Universidad de Aalto Antti Ajanki, es que, en el entorno de los programas informáticos, los programadores automatizan tareas escribiendo programas, mientras que, en el entorno de la inteligencia artificial, es la computadora la que escribe el programa que se ajusta a los datos disponibles.

Esta última afirmación puede parecer exagerada; la aplicación de inteligencia artificial no escribe el programa desde cero, puesto que ha sido desarrollada por un programador, pero lo que sí hace es aprender patrones de modo autónomo, en función de datos que recibe y procesa. La inteligencia artificial aporta un gran valor a aquellas compañías que la utilizan de forma apropiada, incrementando la eficiencia y la calidad de sus operaciones, de una forma que implica cambios radicales en la gestión empresarial en todas sus áreas: logística, operaciones, marketing , ventas, finanzas, et c.

Algunos consideran que esta es una tecnología disruptiva, por la forma en la que está influyendo y cambiando un gran número de actividades empresariales, institucionales, científicas, tecnológicas y personales. Si McCarthy habló de inteligencia artificial por primera vez hace sesenta y cinco años, debe haber alguna razón por la que esta tecnología no haya irrumpido con fuerza hasta hace relativamente poco tiempo.

El motivo, entre otros, lo podemos encontrar en el hecho de que las aplicaciones de inteligencia artificial son más eficaces cuanto mayor es la cantidad y mejor la calidad de datos a procesar. El continuo incremento de la potencia de procesamiento de los ordenadores, la generalización del uso de Internet, la creación de una gran cantidad de bases de datos y el acceso a ellas han permitido los impresionantes avances de estas aplicaciones en los últimos años.

Aun así, las empresas que deseen implementar la inteligencia artificial en su día a día, se enfrentan a varios retos. Basura dentro, basura fuera. Este es un mantra habitual en la industria de la inteligencia artificial, que sugiere que unos datos de mala calidad, tras ser procesados por una aplicación de inteligencia artificial , ofrecen un resultado de mala calidad.

Cantidad y calidad no van de la mano, más bien están reñidas. Por lo tanto, un primer reto al que enfrentarse en el uso de datos es que, además de obtenerlos en cantidad suficiente, estos sean de calidad también suficiente.

Otra dificultad a la que puede enfrentarse la empresa a la hora de utilizar los datos es el hecho de que, frecuentemente, la información de la empresa está almacenada en silos, es decir, en repositorios de datos separados y no interconectados ni compatibles, y no está, por tanto, preparada para ser procesada por una aplicación de inteligencia artificial.

A todo ello, no se puede explotar eficazmente una aplicación de inteligencia artificial IA sin contar con una buena arquitectura de información AI. Dicho de otro modo, no hay buena IA sin una adecuada AI. En base a este método, es necesario modelar el conjunto de datos disponibles en una plataforma única y pasar sucesivamente por los cuatro escalones de la escalera:.

Los datos deben ser correctos y, a ser posible, sin sesgos. Es frecuente que una empresa joven carezca de una base de datos con la que utilizar una aplicación de IA. Lo mismo puede ocurrir con una compañía no tan joven, pero aún de reducido tamaño, o con empresas más veteranas y de mayor dimensión, por el simple hecho de que nadie en ellas se haya ocupado de recoger metódicamente datos de su actividad y su mercado, entre otros.

Estas posibles situaciones de escasez de datos impiden utilizar una aplicación de IA, pero, afortunadamente, para cada problema hay una solución: las empresas pueden comprar bases de datos de otras compañías y organizaciones naturalmente, en función del marco legal aplicable, que en Europa es desfavorable en comparación con Estados Unidos.

De hecho, existen empresas que actúan como intermediarias entre agentes que desean comprar o intercambiar datos.

Una cuestión citada en el tercer escalón de la escalera de inteligencia artificial —y controvertida— en relación a los datos es la presencia de sesgos, que puede generar resultados humana y socialmente injustos, como se ha podido comprobar en diversas ocasiones.

Es fácil culpar a la IA por ello, pero la culpa no es de la herramienta, sino de quien le da el peor uso. Si alimentamos una aplicación de IA con datos que contienen sesgos, el resultado será sesgado. No obstante, frecuentemente, el sesgo es difícil de prevenir, y suele detectarse después de procesar millones de datos.

En este aspecto, hay que reconocer que nuestra sociedad presenta sesgos indeseables, que quedan reflejados en los datos con los que alimentamos las aplicaciones de IA. Somos conscientes de ellos, los criticamos Por ello, hay que ser muy cuidadosos con la información y, aun así, analizar los resultados de su proceso, por si hay que rectificarlos.

Existen numerosos casos en los que los resultados de las aplicaciones de IA presentan sesgos indeseables. La científica canadiense Joy Buolamwini, del MIT Media Lab, mientras preparaba un trabajo de investigación, descubrió que su rostro, de piel oscura, no era reconocido por una aplicación de IA de reconocimiento facial.

Para seguir trabajando con ella, debía utilizar una máscara blanca. Los desarrolladores de la misma, en su mayoría hombres de piel clara, obviaron alimentar la aplicación con imágenes de personas con otros tonos de piel, además de incluir, por cierto, también una menor proporción de rostros de mujer.

Esta discriminación —basura dentro— ocasionó un resultado sesgado —basura fuera—, tratándose de un ejemplo de total ausencia de rigor y sentido de la justicia en su desarrollo.

En otros casos, el sesgo puede no ser tan flagrante y aún persistir, a pesar de que se ponga mucha atención en evitarlo.

Por ejemplo, la empresa norteamericana Pymetrics ofrece a las organizaciones unos videojuegos impulsados por IA para ser utilizados en sus procesos de selección de personal. Una de las versiones de esta aplicación ofrece como opción elegir entre juegos diseñados para personas con daltonismo, TDAH o dislexia, puesto que la legislación norteamericana prohíbe la discriminación por discapacidad o trastornos concretos en estos procesos.

Si la selecciona, quedará clasificado como tal. Si no la selecciona, obtendrá, previsiblemente, un peor resultado en el uso del videojuego. Pymetrics afirma que, para impedir discriminaciones, no informa a la empresa de los casos en que se ha seleccionado una de estas tres adaptaciones, sino que solamente comunica la puntuación obtenida con el videojuego.

A pesar de ello, las dudas acerca del justo funcionamiento de esta herramienta pueden, lógicamente, persistir. Finalmente, el sesgo puede ser consecuencia de no haber usado una variedad y cantidad de datos suficient es. Supongamos que se quiere utilizar una aplicación de IA para analizar la incidencia de plagas en cultivos de una variedad de cereal determinada.

Para ello, se toman datos relativos a la altitud del terreno sobre el nivel del mar, la composición química del suelo, las temperaturas y la pluviosidad registradas, así como los abonos y plaguicidas empleados.

Pero se obvia tomar datos acerca de la humedad ambiental, la dirección y fuerza del viento y los fenómenos meteorológicos extremos. Además, los datos tomados pertenecen a pocas explotaciones.

Seguramente, el resultado obtenido será sesgado, al no haberse tenido en cuenta factores que pueden incidir en la presencia de plagas, y al no contar con una cantidad de datos sobre explotaciones suficientemente representativa de la realidad.

Particularmente creo que hay tres retos que son diferenciales respecto de otras tecnologías disruptivas y que considero imprescindible tener en cuenta en el modelo de gobierno de Big Data e IA:.

Llegan tiempos duros y más que nunca es hora de diferenciarse de nuestra competencia. Sea cual sea nuestra estrategia para hacerlo: la búsqueda del Customer Experience , la Excelencia en las Operaciones o la Innovación en Producto , gracias a la IA conseguiremos mejorar nuestro posicionamiento respecto de la competencia.

Las compañías que no incorporen la Inteligencia Artificial en sus procesos van a estar en clara desventaja respecto de aquellas que sí lo hagan, y ahora la batalla es por la supervivencia.

Basta con observar lo que está ocurriendo en el retail con el caso de Amazon. Una compañía que fundamentó su ventaja competitiva inicialmente en la recomendación de producto basada en IA y ahora domina el retail a escala planetaria gracias a su uso intensivo en todos sus procesos, especialmente en los logísticos.

Existen oportunidades latentes de aplicación de la IA en todos los procesos de una compañía, sea cual sea su negocio. Cada punto de decisión y cada tarea crítica puede suponer una mejora incremental gracias a su uso, que es lo que se conoce con el nombre de Decision Engineering.

De la misma forma, en cada interacción con el cliente existe una posibilidad de personalización que hasta ahora no nos habíamos planteado. Las recomendaciones personalizadas facilitan generar mayor conexión con el cliente y proponerle la opción que más se ajusta a sus expectativas.

La clave es un cambio de mindset en la organización. Conociendo las posibilidades que brinda la IA estamos en disposición de revisar los procesos con otra perspectiva para descubrir esas oportunidade. La capacidad de automatización inteligente de las tareas ha despertado reticencias entre determinados sectores.

Con frecuencia se relaciona la IA con destrucción de empleo, pero lo que no se suele ver es que la creación de empleo alrededor de la tecnología será muy superior en las empresas que la adopten y que la productividad y el crecimiento de las mismas será muy superior a la media. Las personas con conocimiento de los procesos clave de la compañía deben desempeñar un rol clave en el desarrollo de estas iniciativas relacionadas con la IA.

Una vez más, la clave en la adopción de la tecnología son las personas. Parecería que muy pocos. Un estudio de Horizon en Europa enfatiza los deficientes niveles de competencia digital de los niños y adolescentes europeos.

Otro informe reciente, de EU Kids Online 9 , subraya que dos tercios de los niños británicos de entre 9 y 10 años saben sobre internet tanto como sus progenitores.

En lo que se refiere al conocimiento de la tecnología en la ciudadanía, también queda todavía mucho camino por recorrer. Una encuesta reciente de la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología FECYT 10 arroja resultados preocupantes: sólo un En vista de estos resultados, la Comisión Europea publicó en un Plan de acción de la educación digital , que incluye once acciones para fomentar el uso de la tecnología y el desarrollo de competencias tecnológicas a través de la educación.

El Plan señala tres prioridades: hacer un mejor uso de la tecnología digital para la enseñanza y el aprendizaje; desarrollar competencias y habilidades digitales de relevancia para la transformación digital; y mejorar los sistemas educativos a través del análisis de datos y procesos de previsión.

Desde un punto de vista formal, la educación obligatoria de muchos países del mundo —entre los que desgraciadamente no se encuentra España— ya incorpora en todas o algunas de sus etapas una asignatura troncal de Pensamiento Computacional. El concepto Pensamiento Computacional 11 hace referencia a los procesos mentales —humanos— que ayudan a formular los problemas de manera que un ordenador pueda operar con ellos y resolverlos.

Algo así como aprender a pensar como una máquina para poder utilizarla en la resolución de problemas, y de este modo conseguir que todos podamos beneficiarnos de la capacidad de los ordenadores para buscar soluciones óptimas. No es una idea nueva. El término fue empleado por primera vez por Seymour Papert en su libro de titulado Desafío a la mente: computadoras y educación.

Seymour era en aquel momento codirector con Marvin Minsky del laboratorio de Inteligencia Artificial de MIT y fue pionero del uso de los ordenadores en el aprendizaje de los niños.

Creó, entre otros, el lenguaje de programación Logo con fines educativos. Como asignatura, el Pensamiento Computacional abarca cinco áreas de conocimiento básicas en un contexto tecnológico, adaptadas a cada nivel educativo: los algoritmos, los datos, las redes, la programación y el hardware.

Existen ejemplos de currículos de Pensamiento Computacional de distintos países del mundo, que pueden tomarse como referencia [29, 33, 34]. Uno de los esfuerzos de mayor envergadura es probablemente el de Reino Unido, que incorpora un currículum de Pensamiento Computacional en todos los colegios a partir de los cinco años.

Además, hay programas específicos para atraer a las niñas a las ciencias y la tecnología. Es destacable igualmente la iniciativa lanzada en en EE. por el entonces presidente Barack Obama, dotada con de 4.

Uno de los mayores retos con respecto al éxito en la incorporación del Pensamiento Computacional en la educación obligatoria es la inversión ambiciosa en la necesaria formación al profesorado. En España existe un proyecto de ley educativa que incorpora el Pensamiento Computacional. Ojalá cuando estén leyendo este libro ya esté aprobada dicha ley.

Porque los sistemas educativos de otros países ya enseñan, entre otras cosas, a programar y a diseñar algoritmos, y a representar y analizar datos en los ordenadores. Los niños y niñas de esos países serán conscientes del valor de sus datos personales, entenderán cómo se comunican las máquinas entre sí y cómo funcionan el World Wide Web , los buscadores y las redes sociales.

A esos niños y a esas niñas se les están brindando oportunidades para desarrollar sus competencias digitales. Corremos el riesgo de que haya una élite minoritaria —y homogénea— de expertos que saben cómo funciona la tecnología y son capaces de crearla, erigiéndose así en constructores exclusivos de un futuro a su medida.

Mientras tanto, una gran masa de gente usará esa tecnología que otros han creado y quedará excluida —excepto como consumidores— de ese futuro tecnológico. Es importante destacar que la inacción no va a resolver la situación. Y deberíamos también poner en marcha acciones para fomentar vocaciones científico—tecnológicas entre nuestros jóvenes —dada la inmensa demanda anticipada en profesiones tecnológicas—, especialmente entre las chicas, ya que en el ámbito tecnológico hay una preocupante falta de diversidad de género.

Como veremos a continuación, la diversidad enriquece, tanto literal como metafóricamente. El mundo necesita más erudit s digitales , formarlos está en nuestras manos, como explico a continuación.

Ser erudito digital comporta poder apoyarse en la tecnología para desarrollar el propio potencial, y contribuir a desarrollar el potencial de la tecnología como herramienta para fomentar la creatividad, resolver problemas, crear oportunidades y, en general, mejorar la calidad de vida.

Ser erudito digital implica saber cómo distinguir entre el contenido veraz y el no veraz, poder contrastar contenidos digitales y crear nuevos contenidos propios.

Sin embargo, además de las capacidades técnicas será fundamental desarrollar la creatividad y los aspectos emocionales y sociales de nuestra inteligencia. Serán estas habilidades las que nos ayudarán a sacar el máximo partido de una tecnología que cada vez va a ser más potente —incluso superará nuestras habilidades—, y al mismo tiempo más adictiva.

Por ello, ser erudito digital requiere también desarrollar capacidad de autocontrol y sentido crítico. Son estas habilidades las que sirven de guía a la hora de discernir entre el uso apropiado y el no apropiado de la tecnología, entre el uso productivo, constructivo, y el que no es ni productivo ni constructivo.

Las habilidades y los conocimientos necesarios para los jóvenes de hoy deben ser enseñados, no se aprenden simplemente usando la tecnología. Es una de las conclusiones del Estudio Internacional en Alfabetización sobre la Información y la Informática , publicado en y que analiza el grado de competencia con los ordenadores y la capacidad para gestionar información de Los estudiantes, revela el trabajo, no adquieren las capacidades digitales necesarias si estas no son enseñadas formalmente.

En otras palabras, para contribuir realmente a la sociedad del futuro no basta con ser usuario de la tecnología. Ese es obviamente un primer paso para poder orientarse —¿sobrevivir? Para conseguir que nuestros jóvenes participen en el diseño del mundo que viene deberíamos enseñarles cómo funciona la tecnología, y además ayudarles a desarrollar un sentido crítico en su uso.

Una cosa es usar y consumir, y otra muy distinta conocer. Por ello propongo que dediquemos esfuerzos para fomentar una cultura de erudit s digitales. El concepto de erudición digital conlleva dimensiones tanto de conocimiento técnico de la tecnología, como de desarrollo de la creatividad, el pensamiento crítico y de herramientas emocionales y sociales para tomar decisiones, colaborar y contribuir en la sociedad del futuro.

Desde un punto de vista de los conocimientos técnicos, ser erudito digital implica conocer con detalle cómo funciona la tecnología que usamos en nuestro día a día, para poder crear a su vez nuevas herramientas que contribuyan al progreso y nos ayude a afrontar los retos globales.

La solución a problemas tan poco triviales como el calentamiento global, la crisis energética, el envejecimiento de la población o la brecha entre ricos y pobres tendrá en muchos casos un fuerte componente tecnológico, y de tecnología que aún no hemos inventado.

Ser erudit digital implica dominar el Pensamiento Computacional —como hemos descrito anteriormente, pero no únicamente—. La empatía, la paciencia, la perseverancia, la concentración mantenida en una tarea compleja, la tolerancia, la flexibilidad, la habilidad de gestionar el aburrimiento o de aceptar una gratificación a largo plazo son igualmente cualidades muy valiosas en el contexto actual.

Son, también, cualidades que difícilmente podemos desarrollar y cultivar con experiencias exclusivamente tecnológicas, diseñadas para gratificarnos inmediatamente y con frecuentes interrupciones.

Veamos algunas de ellas en más detalle. La gratificación a largo plazo se asocia con la capacidad de rechazar un premio inmediato pero pequeño, a cambio de conseguir otro mayor, más tarde.

En la literatura científica se han encontrado conexiones entre la capacidad para la gratificación a largo plazo y el éxito académico, la salud física y psicológica, y las habilidades sociales. La gratificación a largo plazo está asociada con la paciencia, el control de los impulsos, la fuerza de voluntad y el autocontrol, habilidades que forman parte de la función de autorregulación de las personas.

Según numerosos trabajos 13 , la gratificación a largo plazo es una habilidad con impacto positivo en nuestra vida, uno de los elementos que nos permite perseverar en tareas que no dan sus. La tecnología de hoy en día, con una cantidad ilimitada de estímulos altamente atractivos para nuestras neuronas, es como una golosina para nuestro cerebro.

Además, suele enfocarnos en el momento presente, el ahora, lo que aumenta nuestra susceptibilidad a la gratificación a corto plazo y nos hace más difícil pensar a largo plazo. Según el profesor emérito de psicología de la Universidad de Stanford, Philip Zimbardo, autor del libro La paradoja del tiempo: La nueva psicología del tiemp o, la tecnología está impactando nuestra percepción del tiempo y nuestra manera de pensar.

Desde un punto de vista psicológico lo ideal es encontrar un equilibrio entre tres horizontes temporales. Es importante mirar al futuro, porque eso nos motiva a perseverar en la obtención de objetivos a medio-largo plazo; también lo es mantener una perspectiva positiva del pasado, de manera que cuando reflexionemos sobre nuestra vida y hechos pasados tengamos una sensación placentera; y, finalmente, hay que incorporar una vivencia hedonista del presente, para poder disfrutar del momento, de los amigos y familiares.

Cada vez tenemos una relación más íntima e intensa con la tecnología, mirando constantemente nuestros dispositivos móviles, enviando y recibiendo mensajes, conectándonos a través de redes sociales y siendo interrumpidos por notificaciones cada vez más abundantes.

En la misma línea, en un estudio de Activate cuantificaba en más de 12 horas diarias el tiempo que los adultos estadounidenses dedicaban al consumo de tecnología para el entretenimiento y las relaciones sociales, incluyendo los periodos de multitarea, es decir mientras hacen otras cosas Esta omnipresencia de la tecnología nos somete a un estado de presente hedonista.

Con nuestra atención secuestrada, permanecemos concentrados mayoritariamente —y a veces exclusivamente- en el ahora, lo que dificulta nuestra capacidad para encontrar el necesario equilibrio con las otras dos perspectivas temporales fundamentales en nuestra vida: el medio-largo plazo, y el pasado.

Un estudio del Instituto Pew en encontró que entre la generación conocida como millennials la hiperconectividad podría contribuir a una necesidad de gratificación inmediata, y a una falta de paciencia.

El estado de conexión permanente nos proporciona estímulos de manera casi inmediata, acelerando nuestro sentido del tiempo y fomentando la impaciencia cuando algo tarda más de unos segundos en suceder.

Otro elemento que fomenta nuestro foco en el ahora y en la gratificación inmediata es la incertidumbre sobre si recibiremos o no contenido relevante —un mensaje, un post en nuestro muro de Facebook, un Like en la última foto que hemos subido a Instagram, etcétera—.

Otro ejemplo de la efectividad de estas gratificaciones aleatorias son las máquinas de jugar en los casinos. Estudios con animales muestran que los premios aleatorios no solo motivan a los animales a realizar una cierta tarea, sino también a hacerla mejor que si reciben premios consistentemente cada vez que la hacen bien.

Por un lado, la tecnología nos hace enfocarnos en el presente y en las gratificaciones inmediatas; por otro, los estudios corroboran el valor y la importancia de la habilidad para aceptar gratificaciones a largo plazo.

Es importante ser conscientes de esta tensión, y fomentar actividades que refuercen la gratificación a largo plazo en todos nosotros, pero sobre todo en niños y adolescentes.

La atención humana es un bien escaso. En ese principio se basa el concepto de la economía de la atención, acuñado por Herbert Simon en y de nuevo de actualidad, teniendo en cuenta la capacidad de las nuevas tecnologías para confinar nuestra atención en el ahora. Una vez percibimos un objeto o contenido concreto le prestamos atención y, en función de lo percibido, decidimos cómo actuar.

Conforme tenemos acceso a más contenidos y aplicaciones, la atención humana se convierte en el factor limitante en el consumo de información. Además, esta lucha constante por reclamar nuestra atención nos hace caer en un estado de multitarea permanente, en el que nos dedicamos superficialmente a varias cosas a la vez, con cambios muy rápidos de atención de una cosa a otra.

De hecho, casi nos parece imposible hoy en día hacer una única cosa, sobre todo en el contexto tecnológico: vemos la televisión con el móvil en la mano, manteniendo varias conversaciones de texto a la vez o mirando contenidos en internet.

La tecnología nos hace sentir como superhéroes, capaces de hacer varias cosas a la vez. Pero ¿lo somos realmente? Numerosos estudios recientes han investigado el efecto de este estado constante de prestar atención a varios estímulos simultáneos.

Y los resultados no son alentadores. Un estudio de la Universidad de California en Irvine EE. con trabajadores en una oficina analizó el impacto de las interrupciones, y encontró que se tardaba al menos 25 minutos en recuperar el grado de productividad previo a la llamada, el email o la notificación correspondiente.

Otro estudio llevado a cabo por el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres observó que las personas distraídas por la tecnología experimentaban una disminución de su coeficiente intelectual superior al que tendrían si hubiesen consumido marihuana. Todos estos trabajos apuntan a que la aparente capacidad de hacer varias cosas a la vez, apoyada por la tecnología, es una ilusión: el cerebro procesa la información de manera lineal.

Además, el estado de multitarea casi permanente podría tener un impacto negativo en nuestra capacidad para enfocarnos en una única tarea durante largos periodos de tiempo, así como para el control emocional. Vivimos rodeados de tecnología que compite por atrapar nuestra atención.

Todos estos estímulos son muy atractivos para nuestro cerebro y por ello a menudo nos resulta difícil resistirnos. Sin embargo, es fundamental fomentar y cultivar la habilidad de concentrarse y sostener la atención en una única tarea, para conseguir una generación de erudit s digitales.

No obstante, no siempre encontramos estímulos lo bastante interesantes como para capturar nuestra atención. Y es entonces cuando sentimos aburrimiento. Con un teléfono siempre en nuestras manos, conectado y cargado de opciones para el entretenimiento y la comunicación, ¿estamos perdiendo la habilidad de estar aburridos?

Exploremos estas preguntas en la siguiente sección.

Los retos de la IA Un estudio del Instituto Pew en encontró que entre la generación conocida como millennials la hiperconectividad podría contribuir a una necesidad de gratificación inmediata, y a una falta de paciencia. Por otro lado, una percepción más práctica, realista y con sensibilidad social, en la que la preocupación por el futuro de los puestos de trabajo y por la privacidad de las personas es el principal elemento. Es frecuente que una empresa joven carezca de una base de datos con la que utilizar una aplicación de IA. Además, la luz de las pantallas brillantes envía al cuerpo la señal de que todavía es de día, lo que inhibe la producción de una hormona implicada en la regulación del sueño, la melatonina. Ferrari y K. Se da, desgraciadamente, una situación de asimetría porque solo una minoría que tiene acceso a datos, capacidad de computación, conocimiento y experiencia puede beneficiarse plenamente de la Inteligencia Artificial. Una de las versiones de esta aplicación ofrece como opción elegir entre juegos diseñados para personas con daltonismo, TDAH o dislexia, puesto que la legislación norteamericana prohíbe la discriminación por discapacidad o trastornos concretos en estos procesos.
Retos de la inteligencia artificial Hall, A. Oliver, «Boredom-Computer Retoos Boredom Proneness and SmartPhone Use», Proceedings of the ACM Pasión Deporte Estelar Conf on Ubiquitous Computing Ubicomp Por ello, Innoavción preparados, como sociedad, Carreras Ganadoras Rápidas suplir la Carreras Ganadoras Rápidas Innovaciión nuevas ocupaciones derivadas de la IA? Exploremos estas preguntas en la siguiente sección. Berinsky, K. Si la tecnología puede aumentar la eficiencia de un proceso, será necesario un menor número de trabajadores humanos para llevarlo a cabo. Aunque, debido a la disponibilidad y elasticidad de Cloud Computing y de sistemas de procesamiento paralelo, los desarrolladores trabajan en sistemas de IA de manera más efectiva, estos igual tienen un precio y costos adicionales.
Retos y desafíos de la implementación de inteligencia artificial

La ventaja es que en el caso de la IA, ésta puede contribuir en todas las áreas de la organización. Que la Inteligencia Artificial va a aportar un valor enorme a las compañías es algo indiscutible, sabemos ya que el momento es ahora y que el cómo es la clave.

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Más información sobre nuestra política de cookies. Particularmente creo que hay tres retos que son diferenciales respecto de otras tecnologías disruptivas y que considero imprescindible tener en cuenta en el modelo de gobierno de Big Data e IA: 1º ¿Cómo diseñar el portfolio de iniciativas?

Conociendo las posibilidades que brinda la IA estamos en disposición de revisar los procesos con otra perspectiva para descubrir esas oportunidade 2º ¿Cómo abordar la gestión del cambio?

io Navegación de entradas Previous post: Clustering, analísis de segmentos de clientes: Caso de éxito para Mazda. Cerrar los ajustes de cookies RGPD.

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Pedro Ángel Montagut, gerente de soluciones digitales de Claro Colombia, afirma que la inteligencia artificial es una de las principales tendencias del momento, y que ayudará en a las empresas a interpretar el entorno, generar eficiencias y optimizar diferentes procesos.

Más Energía Sostenibilidad Premios Portafolio Revistas y Foros. Innovación 16 ene - p. Entre las tendencias 'tech' para este Reciba noticias de Portafolio desde Google News. guardar Ingrese o regístrese acá para guardar los artículos en su zona de usuario y leerlos cuando quiera.

Ha ocurrido un error al intentar guardar este artículo. Lo más leído 1. Su efecto se hará sentir en todos los ámbitos de actividad y tanto en el sector público como en el privado. Aplicada a los procesos de automatización, y como apoyo a la fuerza laboral, la Inteligencia Artificial impulsará la productividad, y de ahí su gran impacto económico.

Además, habrá una demanda creciente de productos y servicios enriquecidos con IA por parte de los consumidores. Norteamérica y China experimentarán los mayores beneficios, dada la concentración de la investigación, la innovación y el desarrollo de la Inteligencia Artificial en estas regiones.

Con respecto a la innovación en IA, un estudio reciente de Asgard y Roland Berger analiza la distribución de jóvenes empresas del sector en todo el planeta. En Europa, Londres es la segunda ciudad del mundo en número de empresas de IA, seguida de París en décima posición.

Otro informe, de Accenture y Frontier Economics, estima el crecimiento económico que diferentes países podrían tener si invirtiesen en IA y consiguiesen incorporar sus beneficios a la economía —en comparación con el crecimiento económico de base, sin la aportación de la Inteligencia Artificial—.

El modelo descrito en este informe estima que la Inteligencia Artificial tiene el potencial de duplicar las tasas de crecimiento de los 12 países estudiados, entre los que se encuentran EE. La Inteligencia Artificial nos permitirá disponer de una medicina de precisión personalizada, preventiva y predictiva; una educación a medida de cada uno, y permanente; ciudades inteligentes; una gestión más eficiente de los recursos; y una toma de decisiones más justa, transparente y basada en la evidencia.

Pero las nuevas herramientas vendrán acompañadas de cambios sociales profundos fruto de la Cuarta Revolución Industrial anteriormente descrita, incluyendo una transformación radical del mercado laboral y de las capacidades relevantes para el siglo XXI.

La economía española podría verse muy beneficiada del uso de sistemas de Inteligencia Artificial en multitud de sectores, entre ellos muchos de valor estructural como salud; el transporte; la energía; la agricultura; el turismo; el comercio electrónico; la banca; y la administración pública.

El mercado laboral sufrirá una transformación profunda. Pero no hay que olvidar que el desarrollo de tecnologías disruptivas con capacidad para transformar la sociedad ha conllevado históricamente la generación de empleo 3.

El progreso tecnológico asociado a la Cuarta Revolución Industrial está polarizando el mercado laboral. Si una tarea puede ser automatizada, lo será, total o parcialmente. Si la tecnología puede aumentar la eficiencia de un proceso, será necesario un menor número de trabajadores humanos para llevarlo a cabo.

En consecuencia, la demanda laboral está experimentando un sesgo en beneficio de habilidades profesionales especializadas, y en perjuicio de ocupaciones rutinarias y mecánicas. Esta tendencia permite pronosticar un cambio completo en la estructura ocupacional, una transformación que probablemente conlleve riesgos para la sociedad si no nos adaptarnos.

Según un estudio de McKinsey, un tercio de los nuevos puestos de trabajo creados en EE. en los últimos 25 años pertenecen a disciplinas que no existían anteriormente, en áreas como las tecnologías de la información, la fabricación de hardware, la creación de aplicaciones móviles o la gestión de sistemas tecnológicos.

Estos datos no implican necesariamente un aumento del desempleo. A escala global, un estudio reciente del Foro Económico Mundial 5 prevé un crecimiento neto de 58 millones de puestos de trabajo en como efecto de la IA. Es decir, se espera la desaparición de 75 millones de puestos de trabajo, sí, pero también la creación de millones.

La Comisión Europea 6 , por su parte, anticipa que hará falta cubrir entre La clave es que estas nuevas oportunidades laborales serán de naturaleza muy distinta a los puestos que se verán desplazados por la IA. Por ello, ¿estamos preparados, como sociedad, para suplir la demanda de nuevas ocupaciones derivadas de la IA?

Considero que no. Si no transformamos nuestros programas educativos, no lo lograremos. Es de vital importancia que invirtamos en la formación de profesionales cuyo trabajo va a verse afectado por el desarrollo de la Inteligencia Artificial, de manera que puedan seguir contribuyendo a la sociedad.

Estamos progresando hacia un modelo de aprendizaje continuo a lo largo de la vida, un modelo en el que cada persona actualiza y diversifica su carrera profesional de manera permanente. Gracias a la tecnología disponemos de sistemas de formación continua como los llamados cursos masivos en línea —MOOC en sus siglas en inglés—, que ofrecen, de manera escalable y económica, oportunidades de aprendizaje a cualquier persona desde cualquier lugar.

Deberíamos asegurarnos de que los profesionales pueden aprender tecnologías emergentes en sus ámbitos de actividad, y así continuar cumpliendo una función incluso —y especialmente— si sus áreas de competencia se ven afectadas por la automatización.

Esta necesidad de aprendizaje constante, consecuencia del cambio también incesante causado por el progreso tecnológico, puede ser difícil de gestionar desde un punto de vista emocional. Como bien sabemos, los humanos solemos ser resistentes al cambio, especialmente conforme envejecemos.

Deberíamos por tanto contemplar la posibilidad de que algún colectivo sea incapaz de adaptarse a la permanente necesidad de aprendizaje, lo que lo privaría de las herramientas necesarias para contribuir a la sociedad del mañana. Algunas soluciones propuestas son la creación de un salario básico universal o la provisión universal y gratuita de las necesidades básicas por parte de los gobiernos.

Más allá del mercado laboral, el desarrollo e implantación de una Inteligencia Artificial centrada en las personas debería resultar en un empoderamiento de la ciudadanía, de cada uno de nosotros. Una condición necesaria para este empoderamiento es el conocimiento.

Necesitamos invertir en educación formal e informal. De lo contrario será muy difícil, si no imposible, que como sociedad seamos capaces de tomar decisiones sobre tecnologías que no entendemos, y que en consecuencia frecuentemente tememos. Pero ¿dónde estamos? En el libro Los nativos digitales no existen 8 exploro estas preguntas en el capítulo Erudit s digitales , que enfatiza la necesidad de enseñar Pensamiento Computacional en la educación obligatoria, así como de desarrollar el pensamiento crítico, la creatividad y la inteligencia social y emocional.

Son habilidades que hoy descuidamos, y sin embargo cada vez van a resultar más importantes para nuestra salud mental y nuestra coexistencia pacífica y armoniosa con la tecnología, con otros humanos y con nuestro planeta.

El término alfabeto digital se refiere a quienes saben utilizar una amplia gama de dispositivos digitales, como teléfonos móviles, ordenadores, tabletas, etc.

Desde este punto de vista podríamos considerar que la gran mayoría de nuestros jóvenes, adolescentes y niños son hoy día alfabetos digitales. Este nivel de adopción de la tecnología es sin duda una buena noticia, ya que numerosos estudios corroboran el impacto positivo del acceso a la tecnología e internet en el desarrollo de un país.

Así pues, observando estas cifras podríamos pensar que las nuevas generaciones están plenamente preparadas para ser competentes en el mundo digital. Después de todo, son nativos digitales. Es fundamental no confundir el saber usar una tecnología con saber cómo funciona.

Y aunque nuestros hijos vivan enganchados a ella, tanto chicos como chicas, ¿cuántos de ellos saben cómo funciona esa tecnología alrededor de la cual gira su vida?

Parecería que muy pocos. Un estudio de Horizon en Europa enfatiza los deficientes niveles de competencia digital de los niños y adolescentes europeos. Otro informe reciente, de EU Kids Online 9 , subraya que dos tercios de los niños británicos de entre 9 y 10 años saben sobre internet tanto como sus progenitores.

En lo que se refiere al conocimiento de la tecnología en la ciudadanía, también queda todavía mucho camino por recorrer. Una encuesta reciente de la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología FECYT 10 arroja resultados preocupantes: sólo un En vista de estos resultados, la Comisión Europea publicó en un Plan de acción de la educación digital , que incluye once acciones para fomentar el uso de la tecnología y el desarrollo de competencias tecnológicas a través de la educación.

El Plan señala tres prioridades: hacer un mejor uso de la tecnología digital para la enseñanza y el aprendizaje; desarrollar competencias y habilidades digitales de relevancia para la transformación digital; y mejorar los sistemas educativos a través del análisis de datos y procesos de previsión.

Desde un punto de vista formal, la educación obligatoria de muchos países del mundo —entre los que desgraciadamente no se encuentra España— ya incorpora en todas o algunas de sus etapas una asignatura troncal de Pensamiento Computacional.

El concepto Pensamiento Computacional 11 hace referencia a los procesos mentales —humanos— que ayudan a formular los problemas de manera que un ordenador pueda operar con ellos y resolverlos.

Algo así como aprender a pensar como una máquina para poder utilizarla en la resolución de problemas, y de este modo conseguir que todos podamos beneficiarnos de la capacidad de los ordenadores para buscar soluciones óptimas.

No es una idea nueva. El término fue empleado por primera vez por Seymour Papert en su libro de titulado Desafío a la mente: computadoras y educación. Seymour era en aquel momento codirector con Marvin Minsky del laboratorio de Inteligencia Artificial de MIT y fue pionero del uso de los ordenadores en el aprendizaje de los niños.

Creó, entre otros, el lenguaje de programación Logo con fines educativos. Como asignatura, el Pensamiento Computacional abarca cinco áreas de conocimiento básicas en un contexto tecnológico, adaptadas a cada nivel educativo: los algoritmos, los datos, las redes, la programación y el hardware.

Existen ejemplos de currículos de Pensamiento Computacional de distintos países del mundo, que pueden tomarse como referencia [29, 33, 34]. Uno de los esfuerzos de mayor envergadura es probablemente el de Reino Unido, que incorpora un currículum de Pensamiento Computacional en todos los colegios a partir de los cinco años.

Además, hay programas específicos para atraer a las niñas a las ciencias y la tecnología. Es destacable igualmente la iniciativa lanzada en en EE. por el entonces presidente Barack Obama, dotada con de 4. Uno de los mayores retos con respecto al éxito en la incorporación del Pensamiento Computacional en la educación obligatoria es la inversión ambiciosa en la necesaria formación al profesorado.

En España existe un proyecto de ley educativa que incorpora el Pensamiento Computacional. Ojalá cuando estén leyendo este libro ya esté aprobada dicha ley. Porque los sistemas educativos de otros países ya enseñan, entre otras cosas, a programar y a diseñar algoritmos, y a representar y analizar datos en los ordenadores.

Los niños y niñas de esos países serán conscientes del valor de sus datos personales, entenderán cómo se comunican las máquinas entre sí y cómo funcionan el World Wide Web , los buscadores y las redes sociales.

A esos niños y a esas niñas se les están brindando oportunidades para desarrollar sus competencias digitales. Corremos el riesgo de que haya una élite minoritaria —y homogénea— de expertos que saben cómo funciona la tecnología y son capaces de crearla, erigiéndose así en constructores exclusivos de un futuro a su medida.

Mientras tanto, una gran masa de gente usará esa tecnología que otros han creado y quedará excluida —excepto como consumidores— de ese futuro tecnológico. Es importante destacar que la inacción no va a resolver la situación.

Y deberíamos también poner en marcha acciones para fomentar vocaciones científico—tecnológicas entre nuestros jóvenes —dada la inmensa demanda anticipada en profesiones tecnológicas—, especialmente entre las chicas, ya que en el ámbito tecnológico hay una preocupante falta de diversidad de género.

Como veremos a continuación, la diversidad enriquece, tanto literal como metafóricamente. El mundo necesita más erudit s digitales , formarlos está en nuestras manos, como explico a continuación.

Ser erudito digital comporta poder apoyarse en la tecnología para desarrollar el propio potencial, y contribuir a desarrollar el potencial de la tecnología como herramienta para fomentar la creatividad, resolver problemas, crear oportunidades y, en general, mejorar la calidad de vida.

Ser erudito digital implica saber cómo distinguir entre el contenido veraz y el no veraz, poder contrastar contenidos digitales y crear nuevos contenidos propios. Sin embargo, además de las capacidades técnicas será fundamental desarrollar la creatividad y los aspectos emocionales y sociales de nuestra inteligencia.

Serán estas habilidades las que nos ayudarán a sacar el máximo partido de una tecnología que cada vez va a ser más potente —incluso superará nuestras habilidades—, y al mismo tiempo más adictiva.

Por ello, ser erudito digital requiere también desarrollar capacidad de autocontrol y sentido crítico. Son estas habilidades las que sirven de guía a la hora de discernir entre el uso apropiado y el no apropiado de la tecnología, entre el uso productivo, constructivo, y el que no es ni productivo ni constructivo.

Las habilidades y los conocimientos necesarios para los jóvenes de hoy deben ser enseñados, no se aprenden simplemente usando la tecnología. Es una de las conclusiones del Estudio Internacional en Alfabetización sobre la Información y la Informática , publicado en y que analiza el grado de competencia con los ordenadores y la capacidad para gestionar información de Los estudiantes, revela el trabajo, no adquieren las capacidades digitales necesarias si estas no son enseñadas formalmente.

En otras palabras, para contribuir realmente a la sociedad del futuro no basta con ser usuario de la tecnología. Ese es obviamente un primer paso para poder orientarse —¿sobrevivir? Para conseguir que nuestros jóvenes participen en el diseño del mundo que viene deberíamos enseñarles cómo funciona la tecnología, y además ayudarles a desarrollar un sentido crítico en su uso.

Una cosa es usar y consumir, y otra muy distinta conocer.

El Rstos de la inteligencia Retls IA, Carreras Ganadoras Rápidas Innkvación por Innovaciónn siglas en inglés en Retis vidas humanas Dinero Rápido Real la economía ha sido enorme. En este Recompensas exclusivas se evidencian grandes beneficios Retps esta tecnología para todas Innvoación industrias, Inonvación a Bote de bingo vienen Bote de bingo algunos dde y desafíos, especialmente para las empresas que Aventura de Jackpots están preparadas para competir en Retis mercado colmado de automatización robótica de procesos. La cantidad de energía que utilizan estos algoritmos es un factor que mantiene alejados a la mayoría de los desarrolladores y empresas. El aprendizaje automático y el profundo son los peldaños de esta inteligencia artificial y exigen un número cada vez mayor de núcleos y GPU Unidades de Procesamiento para funcionar de manera eficiente. Esta tecnología requiere la potencia informática de una supercomputadora y las supercomputadoras no son accesibles para todas las empresas. Aunque, debido a la disponibilidad y elasticidad de Cloud Computing y de sistemas de procesamiento paralelo, los desarrolladores trabajan en sistemas de IA de manera más efectiva, estos igual tienen un precio y costos adicionales. No todo el mundo puede permitirse eso con un aumento en la entrada de cantidades de datos sin precedentes y algoritmos complejos que incrementan rápidamente.

Author: Mejinn

2 thoughts on “Retos de la IA en la Innovación

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