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Números selectos de la suerte

Números selectos de la suerte

Antes de Seletcos, la energía que la mató lo más seguro es que le salió por el dedo suerre del pie Estrategias Matemáticas, porque selectso le encontraron una Vida activa saludable. Atrapada in fraganti, Karen tenía cinco opciones. Así que su estrategia de rescate no podía realizarla él, sino que otra persona. Pero la mujer fue retenida por una agente de nombre Marta. Report content. Marta, que sabía que Karen no tenía forma de escapar, que se había encerrado a sí misma, no la persiguió. Ni ellos a él. Números selectos de la suerte

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Esta Vida activa saludable documenta la existencia selectks una Vida activa saludable, lo cual no implica que la Asociación Cultural Tebeosfera posea ejemplares o los tenga a la venta.

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Además, la ACyT emite informes sobre la industria del cómic en España, realiza labores de divulgación y de protección del patrimonio de nuestra historieta, y tiene abierta una línea de publicaciones teóricas de referencia sobre el medio. Atención Este sitio web NO ES UNA TIENDA ni asesoramos sobre el valor de mercado de los productos.

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: Números selectos de la suerte

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El pulso de la ciudad late con fuerza en sus calles, principalmente en Orchard Road, una de las arterias comerciales más importantes del mundo. A la sombra de hermosos árboles, sus amplias aceras, jalonadas de centros comerciales, son un hervidero de gentes de todas las razas que se afanan por consumir.

Las miradas asiáticas siempre han encerrado un enigma para los occidentales. Singapur está lleno de asiáticos y de enigmas, pero quizá el mayor sea cómo una ciudad donde todos sus habitantes son taoístas, hindúes o musulmanes, gasta millones de dólares en engalanar sus calles para la Navidad con dos meses de antelación.

Por lo demás, si le sobran algunos dólares no se apure. El aeropuerto de Changi es otro inmenso bazar, tan limpio y organizado como la propia ciudad. Acuda con algunas horas de antelación y es seguro que encontrará quien le cambie sus dólares por algún objeto curioso e incluso le haga tirar una vez más de la tarjeta de crédito.

Ya lo verá. Si después de tantas compras todavía le queda tiempo o agota su presupuesto en la primera jornada, puede apartar su vista de los escaparates y comprobar que se encuentra en una auténtica ciudad-jardín, en la que, además de todo tipo de árboles y plantas, crecen enormes rascacielos, edificios inteligentes de diseño audaz que se recortan limpiamente contra el cielo, junto a otros de inconfundible estilo colonial.

Este es el caso del legendario Hotel Raffles 1, Beach Road. Tfno: 18 86 , de visita obligada por su belleza arquitectónica. Aunque, para ahorrarse las Después, una cenita al aire libre en las terrazas de Clarke Quay, junto al río, le devolverá el sabor popular de la noche y, si tiene suerte, podrá disfrutar de un maravilloso concierto de la cinematográfica ópera china.

No estará de más fijarse entonces en la pasmosa impasibilidad de los músicos, tan ajenos al ritmo como lo están al mundo. Aunque en Singapur hay docenas de buenos y buenísimos hoteles, tal vez The Elizabeth Hotel 24, Mount Elizabeth.

No cuesta más de Sus increíbles instalaciones ofrecen detalles tan sofisticados y tan propios de las modernas ciudades asiáticas, como música estereofónica bajo el agua de la piscina. sábado, 19 de diciembre de Luego, en CUADERNOS SELECTOS , CISNE VARIANTE Dibujante 1 : J.

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Esta ficha documenta la existencia de una publicación, lo cual no implica que la Asociación Cultural Tebeosfera posea ejemplares o los tenga a la venta. Tebeosfera no es una tienda. More creations to inspire you View. CREATE AMAZING STORIES Games.

NEWS-QUIZ ÜBER SACHSEN-ANHALT Games. Baila una canción Continua, hoy es tu día de suerte Baila la pelusa, si quieres avanzar Es la suerte del comienzo, continua. Has caído en un castigo, retrocede dos casillas. Suerte, avanza ¿Qué experimentos realizó pavlov?

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CUADERNOS SELECTOS LOS CHANCLOS DE LA SUERTE CUENTO DE ANDERSEN. Nº 43 de CUADERNOS SELECTOS [de 87]. EDITORIAL CISNE · Barcelona ·. PRIMERA · TEBEO. Luego, en CUADERNOS SELECTOS , CISNE VARIANTE Dibujante 1 : J. Autor adaptado 1 : HANS CHRISTIAN ANDERSEN. GÉNEROS 4 MEDIOS 1 Cuento , Fabulístico , Femenino , Infantil.

Luego Karen aprovechó un descuido de Marta e intentó escapar. Este último procedimiento es, en teoría, el que tuvo que haberse cumplido aquel jueves. Esta normativa sustituyó a otra muy curiosa y pintoresca que hacían en algunas de las salas de venta del Súper Selectos hace más de 10 años: cuando sorprendían a alguien intentando llevarse mercadería sin pagarla metían a esa persona en un cuarto, la obligaban a cargar los objetos que quería hurtar y le tomaban una fotografía.

Luego, esa fotografía era colgada en un mural detrás de las cajas registradoras. Aquellos eran retratos humillantes de caras tristes, de risas nerviosas, de ojos quejumbrosos, algunos con lágrimas. Eran la expresión de ningún futuro en las artes de hurtar y una advertencia para quienes los quisieran imitar.

Bueno, en realidad era como una advertencia para todos, porque el mural estaba a la vista del público. Una de las salas de venta en las que se hacía esto era la que está ubicada sobre la Avenida Olímpica y la 59a. Avenida Sur. La más cercana a las oficinas centrales de Grupo Calleja. Ahora ya no se hace eso, pero el recelo de la seguridad del Súper Selectos se explica porque sí hay gente que se mete a las salas a hurtar productos.

Este año, la Fiscalía cuenta denuncias por hurtos y robos contra la cadena a escala nacional. En esos casos, ¿para qué sirve el vigilante? Sirve, además, para dar parte a las autoridades si detienen a alguien in fraganti.

O al menos así lo ordena el punto número 10 del manual de procedimientos. No retuvieron a Karen en la sala sino que la introdujeron a la bodega para catearla.

A la rampa de la bodega, para ser precisos. Atrapada in fraganti, Karen tenía cinco opciones. Decidió huir hacia la oscuridad. Tomó el pasillo que conduce hacia otros cuartos y llegó a uno que tiene puerta con pasador interno.

Marta, que sabía que Karen no tenía forma de escapar, que se había encerrado a sí misma, no la persiguió. Cuando corroboró dónde se había metido, regresó a la sala de ventas a buscar a Luis. Marta no tenía llave para abrir el cuarto en el que, desesperada, se fue a encarcelar Karen.

Minutos después de que Marta y Luis se internaron de nuevo en la bodega, hubo un apagón total en el supermercado. Gloria González, la gerente, se salió de su cubículo, ubicado a un costado de las cajeras, a la par de la puerta de entrada, y se dirigió hacia la bodega.

En el camino se topó con Luis. Luego Luis le contó lo que había sucedido. Eran las de la tarde. Había pasado hora y media desde cuando a Karen la vieron hablando con un vigilante cerca de las cajas registradoras. En el cuarto donde se encerró Karen había una última puerta, de baranda, custodiada por un candado.

Después del apagón, Gloria fue hasta el cuarto y comprobó que el candado que en teoría tenía que estar puesto —porque lo revisó en algún momento del día- no lo estaba. La versión de Gloria es compartida por otros dos testigos que declararon dos días después del incidente.

Uno de ellos agrega además un elemento nuevo: Karen había ingresado con un hombre. Humberto Lima, un supervisor de vigilancia que llegó al supermercado a las 5, asegura que a las observó a una pareja sospechosa. El hombre, dijo, salió de la sala y posteriormente lo intentó seguir la mujer.

Pero la mujer fue retenida por una agente de nombre Marta. Humberto cuenta que vio el cateo y que después del apagón fue junto a Luis hacia el cuarto donde se encerró Karen. En el cuarto había otra rejilla de metal que se mantiene cerrada con un candado.

Ni Humberto mencionó a Gloria como parte de la comitiva de expedición a ese cuarto, luego del apagón, ni Gloria mencionó a Humberto. Otro supervisor de vigilancia coincidió en varios puntos, pero agregó otro elemento nuevo: arribó a las y en el supermercado todo estaba en orden.

César Guzmán llegó a las de la tarde y vio cuando Marta se llevó a una mujer a la bodega. Luego vio que Marta regresó a la sala por Luis, y juntos reingresaron a la bodega. La misma historia: Marta necesitaba la llave que tenía Luis. Luego se vino el apagón de luces.

Y, luego, Luis le contó lo que había pasado allá adentro a César, quien tampoco mencionó en su relato ni a Gloria ni a Humberto. Ni ellos a él. Otro testigo de la hora del suceso, pero no del suceso en sí, fue el abogado Rafael Meneces.

Él recibió una llamada del supervisor César Guzmán. En la llamada, Guzmán le contó lo que había sucedido pero no todo, porque Guzmán desconocía lo que ocurrió adentro de aquel cuarto, antes de que se produjera el apagón.

Según el abogado, Guzmán debía informarlo a sus superiores. La llamada la recibió él a las de la tarde. Meneces es el abogado defensor de Gloria González, la gerente de sala del Súper Selectos de Mejicanos.

También es el apoderado general judicial, desde , de Calleja S. Meneces comparte este poder con otro abogado de nombre Carlos Perdomo Paniagua. Perdomo Paniagua también defiende a Gloria y a dos vigilantes: a Marta y a Luis. Siento mucho lo que pasó. No hemos hecho nada. Lamentablemente la persona corrió.

También que la persona tenga conocimientos del servicio al cliente, creatividad, iniciativa y buenas relaciones humanas. El vigilante de la otra compañía, que custodiaba la entrada, un día después del apagón, declaró que uno de los principales encargados de la sala era Luis.

Luis era uno de los dos vigilantes de Cops. Los propietarios de la sociedad que fundó Cops no tienen relación con los fundadores de Calleja S. Cops, en teoría, debería tener sus oficinas en una colonia contigua al Estadio Cuscatlán. En la casa número 1.

Para llegar a Cops, según las pistas en el expediente del caso, hay que llegar a la 59a. Sur Entre Calle el Progreso y Avenida Olímpica.

San Salvador. Fue ahí donde, el 15 de octubre de , dos oficiales de la Policía llegaron a capturar a Marta y a Luis. Karen murió en una de las tiendas de la cadena de supermercados. Eso es un hecho. Y la versión de los acusados de su muerte es que la joven pretendía hurtar mercadería.

Quienes la acusan son los únicos testigos que tiene la Fiscalía para montar el caso. Lilsi Stephanie no encontraba las palabras adecuadas para decirle que el vigilante estaba necio.

Anthony estaba a escasos minutos de llegar. Había pasado más de una hora desde que Karen entró al supermercado. Ade, de un año y medio y Saraí de 2, dos de los hijos que dejo Karen Yamileth, en la entrada de su casa en la comunidad Trujillo al sur del Mercado Central de San Salvador.

La casa se las cedio el padre de Anthony Montoya acompañante de vida y padre de los 3 hijos de Karen Yamileth. Anthony castigó los amortiguadores de su carro en los baches de la calle. Llevaba prisa. Karen lo necesitaba con urgencia. Solo él podía evitar que ella cayera en una profunda desesperación.

Solo él, su marido. Por eso Anthony manejó como loco sobre el Bulevar Venezuela. Él y su familia viven en una comunidad, cerca de la iglesia de Candelaria, a la orilla del arenal de Monserrat. La comunidad es una treintena de casas de dos plantas a la orilla de la arteria.

Más bien son dos cajas de cemento dispuestas una encima de la otra. Un cuarto muy pequeño encima de otro igual de pequeño. Aquella no sería la última vez que Anthony iría en auxilio de Karen, atravesando calles como un desalmado.

Sí sería, en cambio, la última que lo hizo con el sinsabor de saberse tarde. Era el 7 de octubre de y él no lo sabía, pero ese era el último cumpleaños de su mujer. En su casa, la familia completa estaba reunida y el repartidor de pizzas hacía ratos que había tocado a la puerta.

La promoción de tres por 12 dólares de la Hut habían pedido. Solo faltaba el postre, que se mecía de arriba abajo en el asiento del copiloto, cada vez que Anthony frenaba, metía el clutch y cambiaba de velocidad.

Apenas lograba detener a tiempo la caja del pastel y el galón de sorbete que se inclinaban sobre el borde del precipicio que era el asiento.

Anthony corrió como loco para no llegar tarde, pero llegó tarde. Y esa sí fue la última vez que llegó tarde para auxiliar a su mujer.

Karen, sus tres hijos y sus suegros ya habían devorado sus porciones de jamón y queso. Para reparar el daño, le plantó un beso en la frente a Karen. Ella, sólo entonces, sonrió de nuevo. Pero al abrir la caja del pastel —y luego ojear el sorbete- refunfuñó. Anthony, por la prisa, entendió mal el recado.

Karen quería pastel de fresa y sorbete de chocolate, pero Anthony llevó los sabores al revés. Todos rieron. Estaban reunidos, felices, celebrando el cumpleaños número 23 de Karen Yamileth Cordero Quintanilla. Naomi, la mayor, de seis, se repitió pastel.

Y Anthony, orgulloso, supo que pudo hacer sonreír, una vez más, a Karen. Ese día, los Montoya Cordero fueron felices.

Lástima que esa felicidad junto a Karen tenía una cercana fecha de caducidad, aunque ellos no lo sabían. Antony Montoya, compañero de vida de Karen Yamileth Cordero abraza a su hija Naomi, de 6 años al inicio de una manifestación organizada por medio de redes sociales en medios electrónicos frente la entrada del Súper Selectos de Mejicanos donde la madre de Naomi murió electrocutada.

Anthony no se llama así. Se llama Saúl Antonio Montoya. Nueve años tenía ella cuando lo rebautizó como Anthony. Él es bajito y moreno. Por lo general anda la cara manchada con pelitos disparejos en la quijada, los pómulos y el bigote. La irregularidad de su barba, el color de su piel y la fuerza de su mirada lo perfilan, casi siempre, como un hombre enojado.

O serio. Muy serio. Al tratarlo de cerca, sin embargo, el ceño se le descose y los ojos se le vuelven indefensos. Casi tristes. Cuando Karen tenía nueve años, conoció a Anthony, que tenía Se conocieron en la casa de una vecina, que un día de tantos celebró sus 15 años e invitó a sus amigos más cercanos.

Anthony, por ser recién llegado, llamaba la atención. Entonces los dos morenos se conocieron, se enamoraron y decidieron que a partir de ese día se frecuentarían lo más que pudieran. Así que de vez en cuando la cinchaceaba para intentar sacárselo de las entrañas.

Ese de vez en cuando se repetiría durante seis años. Guadalupe se sentía con la autoridad de castigarla.

Guadalupe es una de las fundadoras de la comunidad Trujillo. A ella llegó hace 22 años, después de andar rebotando con su difunto marido, José Bartolomé. Vivieron en San Vicente, Usulután, Nueva Concepción, Santa Ana y Sonsonate.

Hace muchos años también vivieron en los mesones cercanos al mercado central y al Bulevar Venezuela. De ahí se saltaron a la comunidad en la que hoy vive Guadalupe, cuando aquello era un matorral sembrado con champas de lámina a las que llegaron a dormir vendedores de todas partes, con la certeza de saberse en una de las periferias más pobres del centro de San Salvador.

Guadalupe nunca estudió y a estas alturas del partido no sabe leer. Cuando hay ofertas, hay que invertir y comprar al por mayor, lo más que se pueda y luego revender las unidades. De lo que sea. Cuando hay cargamentos en el centro también. Lo que implica es comprar rápido y desaparecer rápido.

Me explica esto sentada en la cama que hace las veces de sofá y de sala en el cuarto del primer piso de su casa. La tía de Karen. Sin duda, muchos salvadoreños vivirán como esta familia: pepenando los desechos de otros. Revendiendo aquello que a otros ya no les interesa. La familia de la par es una de ellas.

Xiomara aprendió el ofició de su mamá, y también aprendió el arte de vender embutidos. Hace mucho tiempo, cuando Guadalupe logró prosperar, se hizo de un puesto en San Vicente para venderlos. Allá se llevaba a su hija y a su nieta, Karen, que también aprendió el mismo oficio de sus guías: vender para sobrevivir.

Pero Guadalupe y Xiomara querían para Karen otro futuro, y por eso se fajaban día y noche para que la niña estudiara. Hasta que apareció en escena Anthony, y Guadalupe se molestó mucho. Ella no se equivocó aquella vez. De tanto escaparse con su novio la niña conoció a un hombre y Anthony la hizo su mujer.

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com es un sitio integral sobre historieta y cultura popular gráfica que sostiene la Asociación Cultural Tebeosfera. Es al mismo tiempo un gran catálogo de publicaciones y una revista teórica con secciones divulgativas e informativas anexas.

Además, la ACyT emite informes sobre la industria del cómic en España, realiza labores de divulgación y de protección del patrimonio de nuestra historieta, y tiene abierta una línea de publicaciones teóricas de referencia sobre el medio. Atención Este sitio web NO ES UNA TIENDA ni asesoramos sobre el valor de mercado de los productos.

AVISO URGENTE

Los más audaces tendrán oportunidad de adentrarse en esta selva, acompañados de un guía. Las visitas a Singapur suelen ser breves, pero intensas. El pulso de la ciudad late con fuerza en sus calles, principalmente en Orchard Road, una de las arterias comerciales más importantes del mundo.

A la sombra de hermosos árboles, sus amplias aceras, jalonadas de centros comerciales, son un hervidero de gentes de todas las razas que se afanan por consumir. Las miradas asiáticas siempre han encerrado un enigma para los occidentales.

Singapur está lleno de asiáticos y de enigmas, pero quizá el mayor sea cómo una ciudad donde todos sus habitantes son taoístas, hindúes o musulmanes, gasta millones de dólares en engalanar sus calles para la Navidad con dos meses de antelación.

Por lo demás, si le sobran algunos dólares no se apure. El aeropuerto de Changi es otro inmenso bazar, tan limpio y organizado como la propia ciudad.

Acuda con algunas horas de antelación y es seguro que encontrará quien le cambie sus dólares por algún objeto curioso e incluso le haga tirar una vez más de la tarjeta de crédito.

Ya lo verá. Si después de tantas compras todavía le queda tiempo o agota su presupuesto en la primera jornada, puede apartar su vista de los escaparates y comprobar que se encuentra en una auténtica ciudad-jardín, en la que, además de todo tipo de árboles y plantas, crecen enormes rascacielos, edificios inteligentes de diseño audaz que se recortan limpiamente contra el cielo, junto a otros de inconfundible estilo colonial.

Este es el caso del legendario Hotel Raffles 1, Beach Road. Tfno: 18 86 , de visita obligada por su belleza arquitectónica. Aunque, para ahorrarse las Después, una cenita al aire libre en las terrazas de Clarke Quay, junto al río, le devolverá el sabor popular de la noche y, si tiene suerte, podrá disfrutar de un maravilloso concierto de la cinematográfica ópera china.

No estará de más fijarse entonces en la pasmosa impasibilidad de los músicos, tan ajenos al ritmo como lo están al mundo. Aunque en Singapur hay docenas de buenos y buenísimos hoteles, tal vez The Elizabeth Hotel 24, Mount Elizabeth.

No cuesta más de Para jugar cada participante debe lanzar el dado y mover su ficha hasta la casilla que corresponda. Si responde correctamente puede seguir avanzando, si no lo hace pasa el turno al siguiente jugador.

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César Guzmán llegó a las de la tarde y vio cuando Marta se llevó a una mujer a la bodega. Luego vio que Marta regresó a la sala por Luis, y juntos reingresaron a la bodega.

La misma historia: Marta necesitaba la llave que tenía Luis. Luego se vino el apagón de luces. Y, luego, Luis le contó lo que había pasado allá adentro a César, quien tampoco mencionó en su relato ni a Gloria ni a Humberto. Ni ellos a él. Otro testigo de la hora del suceso, pero no del suceso en sí, fue el abogado Rafael Meneces.

Él recibió una llamada del supervisor César Guzmán. En la llamada, Guzmán le contó lo que había sucedido pero no todo, porque Guzmán desconocía lo que ocurrió adentro de aquel cuarto, antes de que se produjera el apagón.

Según el abogado, Guzmán debía informarlo a sus superiores. La llamada la recibió él a las de la tarde. Meneces es el abogado defensor de Gloria González, la gerente de sala del Súper Selectos de Mejicanos.

También es el apoderado general judicial, desde , de Calleja S. Meneces comparte este poder con otro abogado de nombre Carlos Perdomo Paniagua. Perdomo Paniagua también defiende a Gloria y a dos vigilantes: a Marta y a Luis. Siento mucho lo que pasó. No hemos hecho nada.

Lamentablemente la persona corrió. También que la persona tenga conocimientos del servicio al cliente, creatividad, iniciativa y buenas relaciones humanas.

El vigilante de la otra compañía, que custodiaba la entrada, un día después del apagón, declaró que uno de los principales encargados de la sala era Luis. Luis era uno de los dos vigilantes de Cops. Los propietarios de la sociedad que fundó Cops no tienen relación con los fundadores de Calleja S.

Cops, en teoría, debería tener sus oficinas en una colonia contigua al Estadio Cuscatlán. En la casa número 1. Para llegar a Cops, según las pistas en el expediente del caso, hay que llegar a la 59a. Sur Entre Calle el Progreso y Avenida Olímpica. San Salvador. Fue ahí donde, el 15 de octubre de , dos oficiales de la Policía llegaron a capturar a Marta y a Luis.

Karen murió en una de las tiendas de la cadena de supermercados. Eso es un hecho. Y la versión de los acusados de su muerte es que la joven pretendía hurtar mercadería. Quienes la acusan son los únicos testigos que tiene la Fiscalía para montar el caso. Lilsi Stephanie no encontraba las palabras adecuadas para decirle que el vigilante estaba necio.

Anthony estaba a escasos minutos de llegar. Había pasado más de una hora desde que Karen entró al supermercado. Ade, de un año y medio y Saraí de 2, dos de los hijos que dejo Karen Yamileth, en la entrada de su casa en la comunidad Trujillo al sur del Mercado Central de San Salvador.

La casa se las cedio el padre de Anthony Montoya acompañante de vida y padre de los 3 hijos de Karen Yamileth. Anthony castigó los amortiguadores de su carro en los baches de la calle. Llevaba prisa. Karen lo necesitaba con urgencia. Solo él podía evitar que ella cayera en una profunda desesperación.

Solo él, su marido. Por eso Anthony manejó como loco sobre el Bulevar Venezuela. Él y su familia viven en una comunidad, cerca de la iglesia de Candelaria, a la orilla del arenal de Monserrat. La comunidad es una treintena de casas de dos plantas a la orilla de la arteria. Más bien son dos cajas de cemento dispuestas una encima de la otra.

Un cuarto muy pequeño encima de otro igual de pequeño. Aquella no sería la última vez que Anthony iría en auxilio de Karen, atravesando calles como un desalmado. Sí sería, en cambio, la última que lo hizo con el sinsabor de saberse tarde.

Era el 7 de octubre de y él no lo sabía, pero ese era el último cumpleaños de su mujer. En su casa, la familia completa estaba reunida y el repartidor de pizzas hacía ratos que había tocado a la puerta. La promoción de tres por 12 dólares de la Hut habían pedido. Solo faltaba el postre, que se mecía de arriba abajo en el asiento del copiloto, cada vez que Anthony frenaba, metía el clutch y cambiaba de velocidad.

Apenas lograba detener a tiempo la caja del pastel y el galón de sorbete que se inclinaban sobre el borde del precipicio que era el asiento. Anthony corrió como loco para no llegar tarde, pero llegó tarde. Y esa sí fue la última vez que llegó tarde para auxiliar a su mujer. Karen, sus tres hijos y sus suegros ya habían devorado sus porciones de jamón y queso.

Para reparar el daño, le plantó un beso en la frente a Karen. Ella, sólo entonces, sonrió de nuevo. Pero al abrir la caja del pastel —y luego ojear el sorbete- refunfuñó. Anthony, por la prisa, entendió mal el recado. Karen quería pastel de fresa y sorbete de chocolate, pero Anthony llevó los sabores al revés.

Todos rieron. Estaban reunidos, felices, celebrando el cumpleaños número 23 de Karen Yamileth Cordero Quintanilla. Naomi, la mayor, de seis, se repitió pastel. Y Anthony, orgulloso, supo que pudo hacer sonreír, una vez más, a Karen.

Ese día, los Montoya Cordero fueron felices. Lástima que esa felicidad junto a Karen tenía una cercana fecha de caducidad, aunque ellos no lo sabían. Antony Montoya, compañero de vida de Karen Yamileth Cordero abraza a su hija Naomi, de 6 años al inicio de una manifestación organizada por medio de redes sociales en medios electrónicos frente la entrada del Súper Selectos de Mejicanos donde la madre de Naomi murió electrocutada.

Anthony no se llama así. Se llama Saúl Antonio Montoya. Nueve años tenía ella cuando lo rebautizó como Anthony. Él es bajito y moreno. Por lo general anda la cara manchada con pelitos disparejos en la quijada, los pómulos y el bigote.

La irregularidad de su barba, el color de su piel y la fuerza de su mirada lo perfilan, casi siempre, como un hombre enojado. O serio. Muy serio. Al tratarlo de cerca, sin embargo, el ceño se le descose y los ojos se le vuelven indefensos. Casi tristes. Cuando Karen tenía nueve años, conoció a Anthony, que tenía Se conocieron en la casa de una vecina, que un día de tantos celebró sus 15 años e invitó a sus amigos más cercanos.

Anthony, por ser recién llegado, llamaba la atención. Entonces los dos morenos se conocieron, se enamoraron y decidieron que a partir de ese día se frecuentarían lo más que pudieran. Así que de vez en cuando la cinchaceaba para intentar sacárselo de las entrañas.

Ese de vez en cuando se repetiría durante seis años. Guadalupe se sentía con la autoridad de castigarla. Guadalupe es una de las fundadoras de la comunidad Trujillo. A ella llegó hace 22 años, después de andar rebotando con su difunto marido, José Bartolomé.

Vivieron en San Vicente, Usulután, Nueva Concepción, Santa Ana y Sonsonate. Hace muchos años también vivieron en los mesones cercanos al mercado central y al Bulevar Venezuela. De ahí se saltaron a la comunidad en la que hoy vive Guadalupe, cuando aquello era un matorral sembrado con champas de lámina a las que llegaron a dormir vendedores de todas partes, con la certeza de saberse en una de las periferias más pobres del centro de San Salvador.

Guadalupe nunca estudió y a estas alturas del partido no sabe leer. Cuando hay ofertas, hay que invertir y comprar al por mayor, lo más que se pueda y luego revender las unidades. De lo que sea. Cuando hay cargamentos en el centro también.

Lo que implica es comprar rápido y desaparecer rápido. Me explica esto sentada en la cama que hace las veces de sofá y de sala en el cuarto del primer piso de su casa. La tía de Karen. Sin duda, muchos salvadoreños vivirán como esta familia: pepenando los desechos de otros.

Revendiendo aquello que a otros ya no les interesa. La familia de la par es una de ellas. Xiomara aprendió el ofició de su mamá, y también aprendió el arte de vender embutidos. Hace mucho tiempo, cuando Guadalupe logró prosperar, se hizo de un puesto en San Vicente para venderlos.

Allá se llevaba a su hija y a su nieta, Karen, que también aprendió el mismo oficio de sus guías: vender para sobrevivir. Pero Guadalupe y Xiomara querían para Karen otro futuro, y por eso se fajaban día y noche para que la niña estudiara.

Hasta que apareció en escena Anthony, y Guadalupe se molestó mucho. Ella no se equivocó aquella vez. De tanto escaparse con su novio la niña conoció a un hombre y Anthony la hizo su mujer. A los 15 años, Karen dejó de estudiar y se acompañó con Anthony, de Se fueron a vivir a un pasaje de distancia, en la misma comunidad, a la casa que el padre del muchacho les dejó.

Al año nueve meses de estar juntos nació Naomi, morena como sus padres. Karen y Anthony formaron una familia. Por muchos años se dedicaron a vivir de vender dulces —Anthony trabajaba en una dulcería del centro de San Salvador- y a vender zapatos de cuero.

El papá de Karen es zapatero —el otro hijo de Guadalupe- y nunca se desatendió de ella, pese a que se fue a vivir a Santo Tomás con la mamá de Karen. La separación entre la hija y sus padres, según Guadalupe, se debió a que José, su hijo, caminó hasta Estados Unidos.

Cuando se fue, la niña tenía cuatro meses y su mamá biológica no puso ningún reparo cuando su abuela, afligida por el futuro de su nieta, se la pidió.

Sus hermanos, en Santo Tomás, mucho la golpeaban. El padre de Karen ya estaba de regreso. Cuando José supo que su hija dejó de estudiar, le propuso darle comisiones si le vendía los zapatos que él hacía.

José se hizo zapatero luego de ser deportado. Así que Karen pasó de vender dulces a vender zapatos. Con Anthony iban a todos lados: a Chalatenango, a Santa Ana, a Sonsonate, al Mercado Central, a San Miguelito Entre ventas y más ventas para subsistir pasaron cuatros años y nació Saraí.

Por esas fechas, en , murió el abuelo de Karen, José Bartolomé. Su muerte fue una premonición que nadie supo interpretar o fue el inicio de una maldición para esta familia.

José Bartolomé iba cruzándose a pie el Venezuela cuando un desalmado, según Guadalupe, lo atropelló. El desalmado se dio a la fuga, impune, y José Bartolomé murió de camino al hospital. A Anthony y Karen en algún punto de su historia les tuvo que ir más o menos bien con tanta venta porque compraron un sedán de cuatro puertas con buen motor.

Algo descascarado y magullado el vehículo, pero para lo que está hecho funciona a la perfección. También compraron un televisor de buena marca y un reproductor de devedés. Una cocina y un juego de sala que ya pide ser desechado para que alguien más lo compre.

En las ventas, a Anthony y Karen se les sumaba Lisli, que más que prima era como la hermana menor de Karen. Ellas eran inseparables, aseguran Xiomara y Guadalupe. Se llevaban tres años. Lilsi, al igual que Karen, aprendió el arte de vender con su abuela y su madre.

Sabía olfatear, igual que Karen, las oportunidades. Sabía vender. Así que el 14 de octubre, las dos primas se pusieron de acuerdo con una amiga de nombre María para ir a comprar cachadas y luego revenderlas en Cuscatancingo y Mejicanos.

Cuando terminaron la jornada, Karen olfateó una oferta. Así que se fueron al Súper Selectos de Mejicanos para comprar varias promociones y luego revenderlas.

María compró dos, cree recordar Lilsi, y salió. Ese día caducaba la oferta y, en letra chiquita, se advertía que solo podían venderse tres artículos por cliente. Aquel 14 de octubre, Anthony tenía intención de ir a vender con ella pero se quedó cuidando a los más pequeños porque Guadalupe no podía hacerlo.

Naomi, como ya sabía aguantar la jornada, se despidió de Anthony y se fue con su mamá y su tía. Karen salió de su casa a las 10 de la mañana.

Por más que lo intenta, Anthony no puede recordar qué fue lo último que se dijeron. Ese jueves, a las de la tarde, Anthony repitió el el manejo salvaje de siete días atrás por el Venezuela.

Cuento ed, FabulísticoFemeninoInfantil. Buscar con Google. CUADERNOS SELECTOS LOS Suertte DE LA SUERTE CUENTO DE ANDERSEN. Nº 43 de CUADERNOS SELECTOS [de 87]. EDITORIAL CISNE · Barcelona ·. PRIMERA · TEBEO. Luego, en CUADERNOS SELECTOSCISNE VARIANTE

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⛔️⛔️CORREMOS POR MAS 3 o 4 RECOMPENSAS 🚨🚨

Author: Mazukree

5 thoughts on “Números selectos de la suerte

  1. Sie sind nicht recht. Geben Sie wir werden es besprechen. Schreiben Sie mir in PM, wir werden reden.

  2. Absolut ist mit Ihnen einverstanden. Mir scheint es die gute Idee. Ich bin mit Ihnen einverstanden.

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